Fotografia del Consell Regulador del Cava |
En el número 5 de la revista Selectus Wines signo un ampli reportatge de set pàgines analitzant, a fons, el futur que li espera al cava ara que hi ha tants canvis a les institucions del sector. El moment és crucial. Què en penseu?
¿Qué futuro le aguarda al cava?
El sector se debate entre la esperanza y la incertidumbre tras cosechar nuevos récords de ventas internacionales
RAMON FRANCÀS
Son momentos de
cambios en el sector del cava, donde las ventas internacionales siguen tirando
del carro. El consumo en el mercado nacional, sin embargo, sigue cayendo a
causa de la crisis económica pero también por los boicots. Sea como fuere, el
cava se mantiene como el vino español más consumido en el mundo. Selectus Wines
ha interrogado al sector sobre el futuro que le espera.
Unas brillantes exportaciones siguen tirando del carro del cava mientras el
mercado interior continúa acumulando caídas a causa de la crisis y los boicots.
Para encontrar unas ventas de cava en España inferiores a las del 2012 hay que
remontarse a hace más de tres décadas, concretamente a 1980. El sector vendió
243 millones de botellas en 2012, lo que supone un aumento de 3,6 millones de
unidades con respecto al año anterior. Sea como fuere, el mercado español sigue
siendo donde más cava se vende, el doble que en el principal feudo para las
exportaciones: Alemania. El mercado exterior creció el año pasado un 6,02%, con
161 millones de botellas, lo que supone 9 millones de botellas más que en 2011.
El presidente del Consejo Regulador del Cava, Gustau García Guillamet, destaca
que la cifra de exportación del último año vuelve a ser un récord histórico de
ventas, y que el cava sigue siendo la DOP española que más exporta. La patronal
Institut del Cava ha hecho público un estudio que muestra que dos terceras
partes de la producción total del cava ya se exporta (en 1990 la tendencia era
a la inversa, únicamente se exportaba un tercio). El 40% de las empresas del
sector ya están exportando, aunque el 90% de las exportaciones se concentran en
solo 19 empresas. En cuanto al mercado interior, ha habido una caída de un 6,28
por ciento, con unas ventas de 81 millones en el 2012. El presidente del
Consejo Regulador atribuye más la caída de las ventas en España a la recesión
económica que a unos efectos de un boicot que no niega, pero sí relativiza.
Mientras tanto, las ventas de los cavas no catalanes crecieron un 46% el año
pasado. García Guillamet entiende que “sin triunfalismos, y teniendo en cuenta
la coyuntura económica, poder afirmar que el cava ha logrado un crecimiento
global de un 1,53% en el año 2012 es un resultado excelente”. Los precios
bajos del cava (pocos entienden que una botella de cava pueda llegar un precio
final en el punto de venta de 1,49 euros) y el incremento de las marcas
blancas, sin embargo, continúan preocupando mucho en el sector, así como el
futuro que le aguarda a este vino espumoso de calidad producido en una región
determinada ciertamente difícil de entender (se produce en 159 municipios de
siete comunidades autónomas españolas). También causa cierta incertidumbre la diáspora
de bodegas que han abandonado la DO Cava, como Raventós i Blanc, Mas Comtal,
Loxarel o Colet, y las que lo podrían hacer en un futuro próximo, como Can
Ràfols dels Caus.
Selectus Wines ha querido
recoger la opinión del sector, de forma amplia, para poner luz al futuro que le
espera al vino español más vendido en el planeta. En declaraciones a esta
revista, el presidente del Consejo Regulador del Cava afirma que “los conceptos
tradición y vanguardia, que son perfectamente compatibles, encabezarán nuestros
objetivos de futuro, debiendo mantener un sutil equilibrio entre ambos, para
conseguir la clave del éxito de la excelencia del cava”. García Guillamet añade
también que “hay que transmitir los valores de un producto cultural, con una
historia, y al mismo tiempo que se ha adaptado al estilo de vida de la sociedad
de hoy, que ve en un cava un producto moderno, fácil de beber, sobre todo por
parte de los consumidores jóvenes, es decir, cavas muy afrutados, que se puedan
consumir en cualquier momento”. También apunta que “nuestro objetivo se debe
fundamentar en la autenticidad, la
excelencia y la vanguardia”.
El director general de
Codorníu, Xavier Pagès, no tiene dudas de que “el cava tiene un gran futuro por
delante, sobre todo si los que formamos parte del sector valoramos el producto
que tenemos, conseguimos reconocimiento internacional y seguimos construyendo”.
Opina que el mayor reto que tiene el cava en estos momentos está "en
casa". En este sentido apunta: “¿No estamos elaborando el cava bajo
el minucioso y estricto método tradicional, haciendo la segunda fermentación en
botella, envejeciendo en nuestras cavas y trabajando con sabiduría y
experiencia los cupajes tal como lo hace la Champagne y no la mayoría de
espumosos que son de menor calidad? ¿No estamos trabajando nuestros viñedos de
forma sostenible en diferentes terroirs y con diferentes variedades de uva para
añadir complejidad y sensaciones mágicas tal como lo hace la Champagne?”. En
este sentido afirma que “si los de casa no valoramos lo impresionante que hay
en el cava, si nos dedicamos a criticar o a buscar intereses personales no
conseguiremos que se nos valore por lo grande que es este producto. El
cava es magnífico y hay que ir sin complejos”. Pagès acaba lamentando que “parece
que sólo creamos que es bueno lo de fuera”. El presidente de Freixenet, José
Luis Bonet, afirma sin dilaciones que “el cava, que ha protagonizado una
extraordinaria historia de éxito hacia el liderato mundial de los vinos
espumosos de calidad, continuará esta trayectoria excelente superando unas
dificultades que nunca faltan”. El presidente de Freixenet, compañía que ha
centrado gran parte de su éxito en la internacionalización, opina que el sector
agroalimentario en general, y el cava en particular, “es un sector
privilegiado, motor de la economía y auténtico embajador de España en el
exterior”. Para Bonet, “la apuesta del sector por la sostenibilidad, la
innovación, la competitividad y la internacionalización van a contribuir a la
creación de empleo en el sector y al mantenimiento de una balanza comercial
positiva”.
El presidente de Juvé y
Camps, Joan Juvé Santacana, lamenta que “el cava, un vino de calidad con marcas
acreditadas, tenga un precio de venta que si sitúa un 50% por debajo de los
champanes non vintage”. En el
contexto actual, de gran competencia y de deflación económica, Joan Juvé ve
“muy difícil” poder incrementar los precios, aunque entiende que en el
fortalecimiento de las principales marcas reside una oportunidad para
prestigiar aún más el cava y darle “más valor”. Cree que el sector no debe
ahorrar esfuerzos comerciales, y ve imprescindible la ayuda de la
Administración”. Aunque opina que ya se están realizando destacadas acciones de
promoción, tanto desde el Consejo Regulador como de la patronal Institut del
Cava, considera que “cuántas más iniciativas se realicen para reforzar el cava,
mejor”. Bodegas Torres, por su parte, ha sorprendido tras anunciar su intención
de elaborar cava alejándose de los productos más económicos. Su director
general, Miquel Torres Maczassek, manifiesta que “desde Bodegas Torres siempre
hemos creído en potenciar especialmente las marcas comerciales, ya que es la
mejor garantía para el consumidor” En el cas del cava, añade, “hay marcas
muy enfocadas a la calidad que han conseguido un espacio en el mercado
generando valor y sin ir, necesariamente, a competir en precio”. También hay
quien ve “incierto” el futuro del cava, como es el caso de Xavier Gramona, copropietario
de las cavas Gramona. Opina que “se tendrá que trabajar muy seriamente en el
Consejo Regulador, de forma coordinada con las patronales del cava, para que el
sector mejore su posicionamiento a nivel internacional o estará condenado a ser
un sector de bajo valor añadido, con las consecuencias económicas para todos
sus agentes implicados. Es necesario un golpe de timón con visión empresarial y
de mercado en las instituciones, que hoy no tienen”. Xavier Gramona, sin
embargo, asegura que tenemos la base y recursos para revertir la situación:
“conocimiento de cómo llegar a un buen e incluso gran vino espumoso comparable
a los mejores del mundo. Y buenos empresarios, que, puestos al mando y con
generosidad de miras pueden planificar la relación con el mercado de todo el
sector”.
Para el gerente de
Vilarnau (González Byass), el enólogo Damià Deàs, el futuro que le espera al
cava es “optimista”. Destaca que “el mercado exterior está creciendo y cada vez
el sector está cogiendo más conciencia de hacer esfuerzos en exportar”. Espera
que el cambio en el Consejo Regulador lo haga “más eficiente y activo a nivel
de apoyo comercial a las marcas”, y que el sector se vea más reflejado en el
Consejo Regulador. Ello no obsta para que reconozca, también, que “las marcas
tenemos que esforzarnos en ser mejores comercialmente hablando, tenemos que
aprender a dar valores añadidos a nuestros elaborados, haciéndolos crecer en
precio y en su percepción de calidad”. No olvida tampoco que “debe trabajarse
muy bien la comunicación para que esta percepción se transmita”. Añade, en este
mismo sentido, que “tenemos que comunicar y poner apellido al cava, un apellido
que lo arraigue al territorio y a nuestra viticultura. Creo que por aquí irán
nuestros esfuerzos: en que sepamos comunicar qué es nuestra tierra, cómo
trabajamos nuestra viticultura y cómo la respetamos”. La presidenta de
Vallformosa, Queta Domènech, ve un futuro “esperanzador” para el cava,
especialmente en los mercados internacionales. Afirma que “el consumo del cava
ha aumentado considerablemente en algunos países como Rusia o la China, pero
todavía hay recorrido para aumentar las ventas de cava en otros territorios”.
Para J.Mª Llopart,
copropietario de las cavas Llopart, “el cava sólo podrá consolidar una buena posición
en el cada vez más competitivo mercado global de los vinos si el conjunto de
elaboradores acentúan y saben comunicar unos atributos diferenciadores que
hagan del cava un vino especial, único y atractivo tanto por los consumidores
potenciales como por los prescriptores”. También se muestra convencido de que
“la personalidad de un vino viene dada, principalmente, por su origen, y uno de
los aspectos más potentes que tenemos (al menos en la principal zona productora
de cavas) es el hecho de disfrutar de un clima y unos terruños privilegiados,
que nos permiten implantar una viticultura con los mínimos tratamientos
fitosanitarios. La maduración completa de las uvas nos garantiza poder
vinificar sin necesidad de enriquecer los mostos con azúcares añadidos, aspecto
que habría que remarcar como hecho diferencial en relación a otras zonas
productoras de vinos espumosos”. J.Mª Llopart, que apuesta por continuar con la
línea de la internacionalización y la de crear mejores sinergias con el mundo
de la alta cocina catalana y española, también opina que la DO Cava debería ser
más rápida en adaptarse a las necesidades del mercado y de los elaboradores.
Como Ton Mata, director general de Recaredo, aboga por regular y diferenciar
los cavas elaborados únicamente con uvas del propio elaborador y de una sola
finca, así como crear un sistema de calificaciones más sofisticado y que aporte
valores diferenciales a los consumidores. Como “estrategia de posicionamiento”,
Llopart cree necesario “apartarse” del segmento de los vinos espumosos más
económicos. Llega a considerar, incluso, que “las empresas de cava que están
vendiendo sólo con el argumento de precio deberían desarrollar una segunda
línea de vinos espumosos fuera de la DO Cava”.
Maite Esteve, gerente de
Vins El Cep / Marquès de Gelida, se muestra positiva sobre el futuro del cava.
Considera que “a pesar de la situación actual del sector, provocada en gran
medida por la falta de buen criterio, sensibilidad y de visión de futuro de
algunos elaboradores y de los organismos reguladores, si somos capaces de unir
esfuerzos para transmitir la singularidad y calidad del cava al mundo,
conseguiremos el prestigio y reconocimiento que se merece”. Ramon Jané,
copropietario y enólogo de Mas Candí, cree que las ventas de cava irán subiendo,
pero a precios bajos. Entiende que “los pequeños productores no podemos
competir con estos precios”, y que “tendremos que cambiar algunas cosas para
mejorar la imagen, como crear subdo’s, potenciar variedades propias, aumentar a
15 meses la crianza mínima y cambiar el nombre de cava. El nuevo espumoso tiene
que estar entre el champán y el proseco, en prestigio y precio”.
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