dijous, 18 de juliol del 2013

Quin futur li espera al cava?, a Selectus Wines

Fotografia del Consell Regulador del Cava

En el número 5 de la revista Selectus Wines signo un ampli reportatge de set pàgines analitzant, a fons, el futur que li espera al cava ara que hi ha tants canvis a les institucions del sector. El moment és crucial. Què en penseu?



¿Qué futuro le aguarda al cava?


El sector se debate entre la esperanza y la incertidumbre tras cosechar nuevos récords de ventas internacionales


RAMON FRANCÀS 

Son momentos de cambios en el sector del cava, donde las ventas internacionales siguen tirando del carro. El consumo en el mercado nacional, sin embargo, sigue cayendo a causa de la crisis económica pero también por los boicots. Sea como fuere, el cava se mantiene como el vino español más consumido en el mundo. Selectus Wines ha interrogado al sector sobre el futuro que le espera.


Unas brillantes exportaciones siguen tirando del carro del cava mientras el mercado interior continúa acumulando caídas a causa de la crisis y los boicots. Para encontrar unas ventas de cava en España inferiores a las del 2012 hay que remontarse a hace más de tres décadas, concretamente a 1980. El sector vendió 243 millones de botellas en 2012, lo que supone un aumento de 3,6 millones de unidades con respecto al año anterior. Sea como fuere, el mercado español sigue siendo donde más cava se vende, el doble que en el principal feudo para las exportaciones: Alemania. El mercado exterior creció el año pasado un 6,02%, con 161 millones de botellas, lo que supone 9 millones de botellas más que en 2011. El presidente del Consejo Regulador del Cava, Gustau García Guillamet, destaca que la cifra de exportación del último año vuelve a ser un récord histórico de ventas, y que el cava sigue siendo la DOP española que más exporta. La patronal Institut del Cava ha hecho público un estudio que muestra que dos terceras partes de la producción total del cava ya se exporta (en 1990 la tendencia era a la inversa, únicamente se exportaba un tercio). El 40% de las empresas del sector ya están exportando, aunque el 90% de las exportaciones se concentran en solo 19 empresas. En cuanto al mercado interior, ha habido una caída de un 6,28 por ciento, con unas ventas de 81 millones en el 2012. El presidente del Consejo Regulador atribuye más la caída de las ventas en España a la recesión económica que a unos efectos de un boicot que no niega, pero sí relativiza. Mientras tanto, las ventas de los cavas no catalanes crecieron un 46% el año pasado. García Guillamet entiende que “sin triunfalismos, y teniendo en cuenta la coyuntura económica, poder afirmar que el cava ha logrado un crecimiento global de un 1,53% en el año 2012 es un resultado excelente”.  Los precios bajos del cava (pocos entienden que una botella de cava pueda llegar un precio final en el punto de venta de 1,49 euros) y el incremento de las marcas blancas, sin embargo, continúan preocupando mucho en el sector, así como el futuro que le aguarda a este vino espumoso de calidad producido en una región determinada ciertamente difícil de entender (se produce en 159 municipios de siete comunidades autónomas españolas).  También causa cierta incertidumbre la diáspora de bodegas que han abandonado la DO Cava, como Raventós i Blanc, Mas Comtal, Loxarel o Colet, y las que lo podrían hacer en un futuro próximo, como Can Ràfols dels Caus.
            Selectus Wines ha querido recoger la opinión del sector, de forma amplia, para poner luz al futuro que le espera al vino español más vendido en el planeta. En declaraciones a esta revista, el presidente del Consejo Regulador del Cava afirma que “los conceptos tradición y vanguardia, que son perfectamente compatibles, encabezarán nuestros objetivos de futuro, debiendo mantener un sutil equilibrio entre ambos, para conseguir la clave del éxito de la excelencia del cava”. García Guillamet añade también que “hay que transmitir los valores de un producto cultural, con una historia, y al mismo tiempo que se ha adaptado al estilo de vida de la sociedad de hoy, que ve en un cava un producto moderno, fácil de beber, sobre todo por parte de los consumidores jóvenes, es decir, cavas muy afrutados, que se puedan consumir en cualquier momento”. También apunta que “nuestro objetivo se debe fundamentar en la  autenticidad, la excelencia y la vanguardia”.
            El director general de Codorníu, Xavier Pagès, no tiene dudas de que “el cava tiene un gran futuro por delante, sobre todo si los que formamos parte del sector valoramos el producto que tenemos, conseguimos reconocimiento internacional y seguimos construyendo”. Opina que el mayor reto que tiene el cava en estos momentos está "en casa". En este sentido apunta: “¿No estamos elaborando el cava bajo el minucioso y estricto método tradicional, haciendo la segunda fermentación en botella, envejeciendo en nuestras cavas y trabajando con sabiduría y experiencia los cupajes tal como lo hace la Champagne y no la mayoría de espumosos que son de menor calidad? ¿No estamos trabajando nuestros viñedos de forma sostenible en diferentes terroirs y con diferentes variedades de uva para añadir complejidad y sensaciones mágicas tal como lo hace la Champagne?”. En este sentido afirma que “si los de casa no valoramos lo impresionante que hay en el cava, si nos dedicamos a criticar o a buscar intereses personales no conseguiremos que se nos valore por lo grande que es este producto.  El cava es magnífico y hay que ir sin complejos”. Pagès acaba lamentando que “parece que sólo creamos que es bueno lo de fuera”. El presidente de Freixenet, José Luis Bonet, afirma sin dilaciones que “el cava, que ha protagonizado una extraordinaria historia de éxito hacia el liderato mundial de los vinos espumosos de calidad, continuará esta trayectoria excelente superando unas dificultades que nunca faltan”. El presidente de Freixenet, compañía que ha centrado gran parte de su éxito en la internacionalización, opina que el sector agroalimentario en general, y el cava en particular, “es un sector privilegiado, motor de la economía y auténtico embajador de España en el exterior”. Para Bonet, “la apuesta del sector por la sostenibilidad, la innovación, la competitividad y la internacionalización van a contribuir a la creación de empleo en el sector y al mantenimiento de una balanza comercial positiva”.
            El presidente de Juvé y Camps, Joan Juvé Santacana, lamenta que “el cava, un vino de calidad con marcas acreditadas, tenga un precio de venta que si sitúa un 50% por debajo de los champanes non vintage”. En el contexto actual, de gran competencia y de deflación económica, Joan Juvé ve “muy difícil” poder incrementar los precios, aunque entiende que en el fortalecimiento de las principales marcas reside una oportunidad para prestigiar aún más el cava y darle “más valor”. Cree que el sector no debe ahorrar esfuerzos comerciales, y ve imprescindible la ayuda de la Administración”. Aunque opina que ya se están realizando destacadas acciones de promoción, tanto desde el Consejo Regulador como de la patronal Institut del Cava, considera que “cuántas más iniciativas se realicen para reforzar el cava, mejor”. Bodegas Torres, por su parte, ha sorprendido tras anunciar su intención de elaborar cava alejándose de los productos más económicos. Su director general, Miquel Torres Maczassek, manifiesta que “desde Bodegas Torres siempre hemos creído en potenciar especialmente las marcas comerciales, ya que es la mejor garantía para el consumidor”  En el cas del cava, añade, “hay marcas muy enfocadas a la calidad que han conseguido un espacio en el mercado generando valor y sin ir, necesariamente, a competir en precio”. También hay quien ve “incierto” el futuro del cava, como es el caso de Xavier Gramona, copropietario de las cavas Gramona. Opina que “se tendrá que trabajar muy seriamente en el Consejo Regulador, de forma coordinada con las patronales del cava, para que el sector mejore su posicionamiento a nivel internacional o estará condenado a ser un sector de bajo valor añadido, con las consecuencias económicas para todos sus agentes implicados. Es necesario un golpe de timón con visión empresarial y de mercado en las instituciones, que hoy no tienen”. Xavier Gramona, sin embargo, asegura que tenemos la base y recursos para revertir la situación: “conocimiento de cómo llegar a un buen e incluso gran vino espumoso comparable a los mejores del mundo. Y buenos empresarios, que, puestos al mando y con generosidad de miras pueden planificar la relación con el mercado de todo el sector”.  
            Para el gerente de Vilarnau (González Byass), el enólogo Damià Deàs, el futuro que le espera al cava es “optimista”. Destaca que “el mercado exterior está creciendo y cada vez el sector está cogiendo más conciencia de hacer esfuerzos en exportar”. Espera que el cambio en el Consejo Regulador lo haga “más eficiente y activo a nivel de apoyo comercial a las marcas”, y que el sector se vea más reflejado en el Consejo Regulador. Ello no obsta para que reconozca, también, que “las marcas tenemos que esforzarnos en ser mejores comercialmente hablando, tenemos que aprender a dar valores añadidos a nuestros elaborados, haciéndolos crecer en precio y en su percepción de calidad”. No olvida tampoco que “debe trabajarse muy bien la comunicación para que esta percepción se transmita”. Añade, en este mismo sentido, que “tenemos que comunicar y poner apellido al cava, un apellido que lo arraigue al territorio y a nuestra viticultura. Creo que por aquí irán nuestros esfuerzos: en que sepamos comunicar qué es nuestra tierra, cómo trabajamos nuestra viticultura y cómo la respetamos”. La presidenta de Vallformosa, Queta Domènech, ve un futuro “esperanzador” para el cava, especialmente en los mercados internacionales. Afirma que “el consumo del cava ha aumentado considerablemente en algunos países como Rusia o la China, pero todavía hay recorrido para aumentar las ventas de cava en otros territorios”.
            Para J.Mª Llopart, copropietario de las cavas Llopart, “el cava sólo podrá consolidar una buena posición en el cada vez más competitivo mercado global de los vinos si el conjunto de elaboradores acentúan y saben comunicar unos atributos diferenciadores que hagan del cava un vino especial, único y atractivo tanto por los consumidores potenciales como por los prescriptores”. También se muestra convencido de que “la personalidad de un vino viene dada, principalmente, por su origen, y uno de los aspectos más potentes que tenemos (al menos en la principal zona productora de cavas) es el hecho de disfrutar de un clima y unos terruños privilegiados, que nos permiten implantar una viticultura con los mínimos tratamientos fitosanitarios. La maduración completa de las uvas nos garantiza poder vinificar sin necesidad de enriquecer los mostos con azúcares añadidos, aspecto que habría que remarcar como hecho diferencial en relación a otras zonas productoras de vinos espumosos”. J.Mª Llopart, que apuesta por continuar con la línea de la internacionalización y la de crear mejores sinergias con el mundo de la alta cocina catalana y española, también opina que la DO Cava debería ser más rápida en adaptarse a las necesidades del mercado y de los elaboradores. Como Ton Mata, director general de Recaredo, aboga por regular y diferenciar los cavas elaborados únicamente con uvas del propio elaborador y de una sola finca, así como crear un sistema de calificaciones más sofisticado y que aporte valores diferenciales a los consumidores. Como “estrategia de posicionamiento”, Llopart cree necesario “apartarse” del segmento de los vinos espumosos más económicos. Llega a considerar, incluso, que “las empresas de cava que están vendiendo sólo con el argumento de precio deberían desarrollar una segunda línea de vinos espumosos fuera de la DO Cava”.  
            Maite Esteve, gerente de Vins El Cep / Marquès de Gelida, se muestra positiva sobre el futuro del cava. Considera que “a pesar de la situación actual del sector, provocada en gran medida por la falta de buen criterio, sensibilidad y de visión de futuro de algunos elaboradores y de los organismos reguladores, si somos capaces de unir esfuerzos para transmitir la singularidad y calidad del cava al mundo, conseguiremos el prestigio y reconocimiento que se merece”. Ramon Jané, copropietario y enólogo de Mas Candí, cree que las ventas de cava irán subiendo, pero a precios bajos. Entiende que “los pequeños productores no podemos competir con estos precios”, y que “tendremos que cambiar algunas cosas para mejorar la imagen, como crear subdo’s, potenciar variedades propias, aumentar a 15 meses la crianza mínima y cambiar el nombre de cava. El nuevo espumoso tiene que estar entre el champán y el proseco, en prestigio y precio”.

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