Aquest dissabte La Vanguardia digital publica una àmplia informació on es revela que noves restes arqueològiques demostren la importància vinócola de la Barcelona romana. S'han trobat tres grans tines ceràmiques ara que alguns elaboradors estan començant a explorar la fermentació de vi en recipients ceràmics (com les àmfores de Miravet per elaborar el Vi de la Passió de Vilalba dels Arcs, a la Terra Alta, o l'experimentació feta per Loxarel al Penedès). A continuació us adjunto aquest interessant article:
Alrededor de la Barcino romana, en el vasto terreno llano desde las murallas hasta el río Besòs, se cultivaron grandes extensiones de viñedos. En la actual frontera entre La Sagrera y Sant Martí, justo debajo del derribado Pont del Treball Digne, se producían hace unos veinte siglos miles de litros anuales de vino. Los ingresos que generaba este apreciado producto enriquecieron a los dueños de la cercana villa romana de La Sagrera y les permitieron construir la lujosa mansión rural, con mosaicos, que fue hallada accidentalmente en agosto de 2011. Así lo revelan las excavaciones que prosiguen en la zona y que ahora confirman el origen de la prosperidad de sus antiguos moradores.
Este setiembre los trabajos se han centrado en el área de elaboración
 y almacenaje del vino. Han aflorado estructuras para prensar la uva y 
se han delimitado varias dependencias de trabajo relacionadas muy 
probablemente con el procesamiento de vino. Destaca el ámbito con tres 
grandes fosas excavadas en el subsuelo y rodeadas de un perímetro de 
protección construido con piedra y adobe. Una de ellas ha sido ya 
excavada por completo y las dos otras lo serán en breve.
Estas fosas debieron albergar una prensa de madera –que no resistió 
al paso del tiempo–, que se apoyaba en las seis piedras equidistantes 
que se han hallado en el fondo y que servirían para estabilizar la 
estructura y repartir su peso. También habrían contenido las estructuras
 de contrapeso de las tres prensas, que casi con seguridad era del topo arca lapidum, basadas en cajas llenas de piedras y ampliamente documentadas por el científico romano Plinio el Viejo.
Estas tres fosas tienen bastante importancia arqueológica, no solo 
porque explican cómo se enriqueció la familia propietaria de la villa 
romana. Son muy similares a las dos grandes prensas romanas de vino 
documentadas y reproducidas en 3D en el yacimiento de Veral de Vallmora,
 que pueden visitarse en el Parque Arqueológico Cella Vinaria de Teià
 (Maresme). Esta población ha dedicado un completo espacio museizado 
solo a los restos de producción vinícola hallados, explicando su 
funcionamiento y relevancia histórica. En una veintena de yacimientos de
 Catalunya, muy especialmente en la región Laietana –el área 
costera que va del macizo de Garraf al río Tordera– han sido 
identificados y documentados distintos restos de fosas de este tipo.
Los arqueólogos también han encontrado tres grandes tinajas cerámicas (dolia defossa)
 –en la foto se aprecia claramente una de ellas– semienterradas, usadas 
para fermentar el mosto y transformarlo en vino. Suponen, por la 
estructura del yacimiento de Teià y los sondeos preliminares, que muy 
cerca hay también un depósito de recogida de mosto y un almacén con más 
tinas cerámicas. Las grandes dimensiones de las fosas hacen pensar que 
producían miles de litros de vino al año, por lo que en el almacén 
podría haber más de cien tinajas. La zona donde debería estar se 
excavará en las próximas semanas y confirmará la hipótesis. En uno de 
los muros de piedra han identificado una curiosa lápida reaprovechada. 
Como está partida por la mitad en sentido vertical, no puede traducirse 
su inscripción en latín.
Según ha hecho público la web Tribuna d’Arqueologia,
 dependiente del departamento de Patrimonio de la Generalitat –el 
Ayuntamiento de Barcelona no ha comunicado por ahora los nuevos 
hallazgos–, los restos datarían de los siglos I y II dC. Corresponden a 
varias épocas de construcción consecutivas, fruto de reformas y 
reparaciones que vivió la villa a lo largo del tiempo. Los expertos 
participantes han determinado una primera fase constructiva de época 
julio-claudia (inicios del s. I dC) con presencia de varias zanjas de 
vid, muros y un campo de tinas cerámicas. Y también una segunda fase 
posterior, “muy probablemente de finales del s. I dC o inicios del s. II
 dC, época en que se podría haber construido el gran ámbito de 
prensado”. También se trata de hipótesis preliminares, que se acabarán 
de confirmar conforme avance la excavación. El conjunto de vestigios y 
técnicas observados una vez concluyan los trabajos en La Sagrera, 
confían los arqueólogos, ayudarán a “entender mejor los diferentes 
procesos y procedimientos vitivinícolas de época romana”.
Se documentará y destruiráPese a la importancia 
contextual de estos hallazgos sobre la vinicultura romana, no serán 
amnistiados por las implacables obras del AVE, que ya sentenciaron la propia villa
 romana cuando fue descubierta. Las tinajas sí que se trasladaran y 
conservarán, pero las fosas no, porque no pueden extraerse. Se 
documentarán exhaustivamente y se dibujarán, como toda la villa, pero 
luego se eliminarán porque coinciden con los accesos a la futura 
estación intermodal desde Sant Martí.
Los curiosos y amantes del patrimonio que quieran ir a despedir
 los restos deberán esperar al menos hasta el lunes, porque durante todo
 el fin de semana están tapados con unas lonas de plástico que los 
protegen de la lluvia pronosticada. Desde la Ronda de Sant Martí podrán 
vislumbrar las fosas y el trabajo minucioso de los arqueólogos y si 
recorren el nuevo puentetendrán una panorámica del área completa de la 
villa y del avance de las obras ferroviarias. En los últimos días se han
 retomado también los trabajos en las habitaciones de la villa, aunque todavía no ha salido a la luz ningún detalle de su evolución.
“Si se hubiese excavado la villa entera, con su entorno rural y 
vinícola, quizá hubiese hecho más impresión y hubiera despertado la 
voluntad política que ha faltado”, lamentan los activistas de Apropat,
 un colectivo de vecinos e historiadores de la Sagrera y Sant Martí que 
rastrean las novedades de la villa y reivindican que se preserve el 
patrimonio de la ciudad. El traslado y conservación de las tinas y el 
mosaico les parece insuficiente porque no podrá visitarse ni apreciarse 
el conjunto romano que se ha descubierto, hasta el momento el más 
importante de estos dos barrios.

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