Visió irònica de la visita de Jay Miller, al número d'abril de Vinos y Restaurantes

Bienvenido, Mister Miller

RAMON FRANCÀS

Bienvenido, Mister Marshall es la irónica y satírica película española de 1953 dirigida por Luís García Berlanga. Es un brillante retrato de la situación política, social y económica de la época en una España franquista que aún sufría la posguerra y el aislamiento internacional. Su argumento gira entorno a un pequeño pueblo español, Villar del Río, en la provincia de Soria, que en los años 50 se prepara para recibir la visita de los estadounidenses en pleno plan de ayuda al desarrollo. El pueblo ve una oportunidad y toda la vida social comienza a girar en torno a los norteamericanos. El Plan Marshall es el nombre por el que se conoce el Programa de Reconstrucción Europeo anunciado por el entonces secretario de estado norteamericano George Marshall en un discurso en la universidad de Harvard el 5 de junio de 1947. España, sometida a la dictadura del general Francisco Franco, fue excluida del Plan Marshall. El film de Berlanga, donde se exhibían pancartas de bienvenida a los norteamericanos, ha venido a la memoria a más de uno a propósito de la nueva visita a España de la mano derecha del prescriptor de vinos más influyente del planeta. Ha sido la nueva misión del deseado Mr, Jay Miller. En Catalunya recibieron a mediados de enero a este humilde, sencillo, algo tímido pero afable y divertido prescriptor como si de un maná se tratara. También ha recorrido por primera vez otras regiones vitivinícolas españolas últimamente. Todo ello gracias a la visita que Bob Parker realizó el año pasado a la Rioja y a los contactos con la The Wine Academy de Pancho Campo. Miller es el responsable de puntuar los vinos españoles, argentinos, chilenos, de Washington, de Oregón y de Oporto de la prestigiosa publicación The Wine Advocate, del idolatrado y criticado, a partes iguales, gurú de Baltimore Robert Parker. La visita de Miller ha sido vista por muchos elaboradores como el milagroso alimento bíblico enviado por Dios con el rocío, por la noche, durante la travesía, el éxodo, del pueblo israelita en el desierto. De hecho, desde el Institut Català de la Vinya i el Vi de la Generalitat de Catalunya se ha asociado la visita de Jay Miller, en la que colaboraron activamente, con “una nueva oportunidad para abrir nuevos mercados en el exterior”. La Generalitat ha afirmado que “con esta visita Robert Parker otorga a Catalunya la importancia de otras regiones vinícolas donde anualmente su revista se desplaza para puntuar in situ sus vinos, como Burdeos o California”.
    Tuve ocasión de catar con él y puedo dar fe que escucha atentamente, observa la botella a etiqueta descubierta y toma notas con un bolígrafo de tinta de gel en su cuaderno tras catar sin desmayo pese a los achaques de la gota que padece. Pregunta qué distribuidor tiene cada producto en Estados Unidos y su precio de venta al público en dólares. No acepta regalos. Del 12 al 23 de enero cató más de 1.300 vinos y cavas catalanes, una cantidad absolutamente excesiva incluso para los profesionales con más experiencia. Mister Miller asegura, sin embargo, que la experiencia le ha permitido desarrollar un método con el que catar tal ingente cantidad de muestras. Pese a que los vinos que cata acaban teniendo puntos Parker y no Miller, asegura que no le interesa “ni la fama ni el protagonismo”. Prefiere permanecer “tras las bambalinas” y disfrutar haciendo lo que hace. Dice cobrar un buen salario por hacer lo que le gusta, comer y beber, y con ello afirma ya tener “suficiente”. Miller ha regresado a Baltimore convencido que la gran relación entre calidad y precio “es el valor añadido del vino español”. Hay quien ha removido cielo, mar y tierra para que visitara su bodega y catara sus vinos. Y es que una buena puntuación puede catapultar vinos españoles que, en algunos casos, ni siquiera se venden en España. Pese a ello, bienvenido seas Mr. Miller aunque ello ponga de relieve la poca influencia que tiene la prescripción de nuestro país.