Entrevista a Raül Bobet
´La bajada del consumo de vino puede deberse al botellón´
El actual director general de Bodegas Torres (Penedés) es un ciudadano del mundo, atento a todo lo que pasa en enología
Raül Bobet, ayer, en Palma. willy
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GUILLERMO SOLER. PALMA Si no hubiera enología, seguro que el catalán Raül Bobet, ingeniero químico y enólogo, actual director general de Bodegas Torres (Penedés), que forma un buen tándem con su jefe, Miguel A. Torres, la inventaría. Es fiel a la tierra en la que nació, aunque por su trabajo es un ciudadano del mundo, atento a todo lo que pasa en enología.
—¿Los españoles beben ya tan poco vino?
—Es una triste evidencia. Actualmente los españoles consumimos 17 litros anuales por habitante, mientras que en Francia, cada ciudadano bebe una media de 60 litros, y no digamos en Italia.
—¿Cuál cree que es el motivo de ese descenso?
—El motivo podría estar, en gran medida, en un problema cultural y de nuevas modas, como el botellón. Un fenómeno que nos está haciendo perder, al menos en las generaciones jóvenes españolas, aquella necesidad o hábito de disfrutar de nuestra gastronomía en grupo, con amigos o en familia.
—¿Ve alguna solución al problema?
—Nada está perdido, pero hay que trabajar mentalizando que el vino une a las gentes, les hace disfrutar de la gastronomía, aunque con mesura. Hemos de recordar que el vino es algo intrínseco a los españoles, desde hace más de dos milenios a la vez que es aún una importante actividad económica.
—¿Faltan brazos para la agricultura?
—El abandono del campo español es una preocupación, no sólo para quienes dependemos de él. Renunciar a nuestra agricultura, a corto o medio plazo, podría ser algo peligroso en muchos sentidos.
—¿Los agricultores, en general, se sienten solos y abandonados?
—Totalmente, ya que no se les incentiva y considera. Y ese abandono del campo español por su parte es algo que las bodegas vemos con cierta preocupación, ya que cada vez hay menos vocaciones agrícolas. El campo, a pesar de su dureza, y aunque los tiempos han cambiado mucho al respecto, tendría que ser el presente laboral de muchos de los jóvenes de hoy en día.
—¿El cambio climático empieza a preocupar a los vitivinicultores?
—Hay que estar atento al cualquier cambio que se produce. Las bodegas Torres llevan tiempo trabajando en ello. Una ejemplo son las doscientas hectáreas de viña que tenemos en el Pirineo de Lleida, ya que el aumento de insolación no sólo afecta a la tierra, sino a las variedades de uva, e incluso a los ciclos de la viña.
—¿Usted sigue el ejemplo?
—Soy socio fundador de las bodegas Castell d'Encus, situadas en el Pallars Jussà, en el Pirineo catalán, con las viñas plantadas a mil metros de altura. Y aunque, para algunos fue una audacia, a pesar de que requiere trabajar mucho y duro, da sus frutos.
—¿Cómo hay que actuar en la viña en tiempos de crisis?
—Nunca hay que bajar la guardia, y menos querer ahorrar en cosas vitales para la viña. Sacrificar parcelas con variedades de poca producción pero de alta calidad es hipotecar el futuro, ya que cuando regresen las ´vacas gordas´, que volverán, pues el mundo tiene sus ciclos, no podrán volver atrás.
—¿La empresa que representa se mueve para seguir en la brecha?
—No nos podemos parar. En estos momentos, tenemos delegaciones en 150 países, incluida China y México, a la vez que sacamos nuevos vinos y otros productos, y de calidad.
—¿Los españoles beben ya tan poco vino?
—Es una triste evidencia. Actualmente los españoles consumimos 17 litros anuales por habitante, mientras que en Francia, cada ciudadano bebe una media de 60 litros, y no digamos en Italia.
—¿Cuál cree que es el motivo de ese descenso?
—El motivo podría estar, en gran medida, en un problema cultural y de nuevas modas, como el botellón. Un fenómeno que nos está haciendo perder, al menos en las generaciones jóvenes españolas, aquella necesidad o hábito de disfrutar de nuestra gastronomía en grupo, con amigos o en familia.
—¿Ve alguna solución al problema?
—Nada está perdido, pero hay que trabajar mentalizando que el vino une a las gentes, les hace disfrutar de la gastronomía, aunque con mesura. Hemos de recordar que el vino es algo intrínseco a los españoles, desde hace más de dos milenios a la vez que es aún una importante actividad económica.
—¿Faltan brazos para la agricultura?
—El abandono del campo español es una preocupación, no sólo para quienes dependemos de él. Renunciar a nuestra agricultura, a corto o medio plazo, podría ser algo peligroso en muchos sentidos.
—¿Los agricultores, en general, se sienten solos y abandonados?
—Totalmente, ya que no se les incentiva y considera. Y ese abandono del campo español por su parte es algo que las bodegas vemos con cierta preocupación, ya que cada vez hay menos vocaciones agrícolas. El campo, a pesar de su dureza, y aunque los tiempos han cambiado mucho al respecto, tendría que ser el presente laboral de muchos de los jóvenes de hoy en día.
—¿El cambio climático empieza a preocupar a los vitivinicultores?
—Hay que estar atento al cualquier cambio que se produce. Las bodegas Torres llevan tiempo trabajando en ello. Una ejemplo son las doscientas hectáreas de viña que tenemos en el Pirineo de Lleida, ya que el aumento de insolación no sólo afecta a la tierra, sino a las variedades de uva, e incluso a los ciclos de la viña.
—¿Usted sigue el ejemplo?
—Soy socio fundador de las bodegas Castell d'Encus, situadas en el Pallars Jussà, en el Pirineo catalán, con las viñas plantadas a mil metros de altura. Y aunque, para algunos fue una audacia, a pesar de que requiere trabajar mucho y duro, da sus frutos.
—¿Cómo hay que actuar en la viña en tiempos de crisis?
—Nunca hay que bajar la guardia, y menos querer ahorrar en cosas vitales para la viña. Sacrificar parcelas con variedades de poca producción pero de alta calidad es hipotecar el futuro, ya que cuando regresen las ´vacas gordas´, que volverán, pues el mundo tiene sus ciclos, no podrán volver atrás.
—¿La empresa que representa se mueve para seguir en la brecha?
—No nos podemos parar. En estos momentos, tenemos delegaciones en 150 países, incluida China y México, a la vez que sacamos nuevos vinos y otros productos, y de calidad.
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