No puc estar més d'acord amb el següent article de Julián Suaquillo publicat a http://www.cuartopoder.es. En aquest text d'opinió afirma que "no hi ha res pitjor que barrejar política i vi". Què en penseu vosaltres?
Vino y masturbacion políticos
16 de septiembre de 2012
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Julián Sauquillo
Las acepciones de las metáforas provocan grandes problemas. Decimos que al parlamento español le falta solera –como el profesor Francisco Bustelo hace en “Poca solera”, El País, 12/9/2012- y la liamos. Así es porque no sabemos si el célebre historiador de la economía se refiere a que al parlamento le falta una piedra plana para sostener sus pies y fundamentos derechos o si alude a que nuestras cámaras representativas carecen del vino más añejo y generoso, que se destina para dar vigor al nuevo. Si la metáfora se refiriese a los cimientos del parlamento, no tengo nada que objetar. Pero me malicio que, por la edad del antiguo rector de la Universidad Complutense de Madrid y por su apartamento de la política por los más jóvenes socialistas (hoy ya provectos), ve la crisis actual a la luz de la falta de experiencia de nuestros políticos. Una experiencia que puede y pudo reunir este catedrático, como la tuvo sin duda Luís Gómez Llorente, pero que cabe fuera desaprovechada en su tiempo. No me cabe duda de que Felipe González fijó la banda de población generacional a la que pertenecía para determinar quiénes eran demasiado mayores o demasiados jóvenes para las tareas políticas. Y de Zapatero se cuenta que, en una visita al periódico El País, iba diciendo qué mayor es este o el otro cada vez que le presentaban a un nuevo empleado periodístico. No es un bulo. Hubiera removido a la plantilla de una empresa privada ajena con tal de rejuvenecerla.
Aunque no le falta razón a Bustelo para asegurar que hubo que improvisar políticos sin que “hayan tenido mucho tiempo para aprender su difícil oficio, en el que tanto cuenta la experiencia”, pues el franquismo impedía y trivializaba su preparación, se derrochó la experiencia de los mayores también entre los socialistas. Y mucho me temo que ahora se busca la juventud entre los asesores –comunicólogos políticos, internacionalizados extranjeros, especialista en redes e imagen,…- en vez de la experiencia. La política busca aires nuevos –como la moda- y desconoce las tradiciones políticas donde encontraría buenas razones y argumentos para políticas nuevas. Así que no le falta razón al catedrático y economista al diagnosticar falta de madurez y cainismo en nuestro país. A veces, en vez de debates parlamentarios, parecemos tener dos Españas, que se dan la espalda, como las descritas –absolutistas clericales y liberales afrancesados- en El equipaje del rey José de Benito Pérez Galdós (hermanos todos pero muy mal avenidos).
A pesar de mi acuerdo general con Bustelo, me parece que no hay nada peor que mezclar la política con el vino (y no me refiero a aquella Bodeguilla, casi olvidada, de La Moncloa) sino a las enseñanzas de Platón, el gran teórico de la política. Cuidado con las metáforas (salida de la crisis como “brotes verdes”, rescate como “tomate”,…). A la política española le sobra solera y ese es su problema. Si atendemos a El Banquete del ateniense, hayamos una reflexión sobre la bebida del vino, después de la resaca del día anterior (la nuestra sería la del franquismo) y se desaconseja el vino tempestad –aquel que embriaga y tumba- para aconsejar la ingesta moderada del vino sólo para desinhibirse. La metáfora del vino sirve en el diálogo más plástico de Platón para referirse al erotismo. Mientras el Eros celeste mezcla razonablemente a los contrarios para la armonía, el Eros desmesurado destruye. Entre nobles filósofos sobran las músicas de los flautistas. La distracción auténtica es el propio diálogo que argumenta y persuade con razones. Todos se escuchan en su turno y se rehúyen tanto las increpaciones como las dilaciones verbales que no dicen nada –“¡¡Sea brevelocuente, joven –dice Sócrates- que ya me estoy perdiendo!!”-. O sea, todo lo contrario de lo que a veces ocurre en el Parlamento. Sólo Sócrates bebe pues sabe ingerir sin emborracharse y sin embaucarse con los jóvenes. Y esta moderación en la vida privada viene a cuento porque Platón consideraba la polis (la ciudad) como el hombre escrito en grandes caracteres. Sin esos hombres moderados en la bebida -respetuosos en la palabra, sin pasiones mezquinas, prestos al argumento- ni hay ciudad, ni hay -podemos decir nosotros- Parlamento. Y así las cosas, a la vista del panorama, vemos mucho uso embriagado de la palabra.
Por esto, si los gobernantes y los parlamentarios son la cabeza de ese gran hombre que es la ciudad, no vendría mal más sobriedad entre los políticos. Si yo soy conservadora pero me gusta apuntarme electoralmente a un bombardeo, envío un twitter a la concejala del PSOE del video erótico dichoso de los últimos días diciéndola que la apoyo. Está bien visto: es progre hacer con la propia vida lo que cada uno quiera. “No saben ustedes lo que se envían los adolescentes para ligar” dirán muchos. Pero no se trata de esto. Si no más bien de que un responsable público que gobierna en el gobierno local no debería ser adolescente. No debe dimitir, tampoco ser cesada. Pero podía ser más seria, más sobria. Cada uno puede concebir la sexualidad a su antojo y la masturbación puede provocar pasiones más allá de lo privado. Pero conviene elegir a los amigos, incluso para enviar videos propios, si eres maduro. La amistad era todo en la edad clásica y si no poseías esa empatía con los iguales eras un inmaduro. Los griegos inventaron un concepto antiguo que señalaba a los que se gobernaban a sí mismos en la vida privada como los únicos que podían gobernar a los otros. Pero de la amistad política y del autogobierno nadie se acuerda. Y así nos va. Nos masturbamos en la vida privada como en la vida pública.
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