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Imatge de Vadevi |
En l'edició d'aquest mes de setembre de la revista Vinos y Restaurantes signo un reportatge sobre el concurs Vinari, que ara és apunt d'enfilar la recta final.
Poner en valor
el vino catalán
RAMON FRANCÀS
A pesar de que el mundo del vino está de plena moda, el consumo retrocede
como los cangrejos. El cambio de hábitos alimentarios, la enquistada crisis
económica y los precios a veces demasiado caros de los vinos en la
restauración, el hecho de que la promoción y la publicidad no haya sido la más
adecuada, la carencia de educación o la intensificación de los controles de
alcoholemia han provocado que la caída del consumo de vino haya sido imparable.
Así, si el 1998 cada persona bebía, de media, más de 36 litros el año, este
volumen de vino consumido por persona ha ido bajando hasta caer por debajo los 21 litros por persona y
año. La Federación Española del Vino (FEV) calcula que el consumo español de
vino ronda los 10 millones de hectolitros, cifra que dividida entre el conjunto
de los habitantes que residen en España supone que cada individuo consume 20,92 litros por año.
En un informe económico, la FEV apunta que, independientemente de las
tendencias de consumo de vino en España por canales, la variación general se
prevé "claramente a la baja", aunque recuerda que estimar el consumo
per cápita de vino es una empresa "difícil". Hay quién encuentra
curioso que esto pase cuando los cursos y catas de vinos o el enoturismo van a
más.
Al descenso del consumo de
vino en Catalunya se suma el hecho de que se consume más vino foráneo que no
autóctono. En Catalunya, el principal feudo histórico para los vinos de la
Rioja, la riojitis se mantiene, a
pesar de que, poco a poco, se va invirtiendo una tendencia que hace demasiado
que dura. Siete de cada diez botellas de vino con crianza que se venden en la
hostelería española son de Rioja. A menudo se ha creído en Catalunya que lo
mejor siempre es el que viene de fuera y, claro está, al final los vinos
foráneos han acabado conseguido unas cotas de mercado muy destacadas, una
tendencia que está costando mucho de modificar.
Tampoco la prensa del vino
catalana (la mayoría de revistas, guías y profesionales de la comunicación del
vino tienen sede en Madrid) ha tenido mucho fuerza ni capacidad de influencia. Lo
que ocurre en Catalunya con el consumo de vinos es una anomalía que no pasa en
otros regiones productoras. En Chile es extraño encontrar vinos argentinos, y
en la *Champagne no hay ni rastro de cavas. En el aeropuerto de Florencia está repleto
de vinos de la Toscana, mientras que en el del Prat se pueden encontrar vinos
de todas partes, e incluso disc-jockey en stands de Moët Chandon.
Mientras, en las grandes superficies comerciales franceses es muy difícil
encontrar un vino español, a no ser que sea el cava Cordón Negro de Freixenet
(lo cual tiene cierto mérito).
Hace tiempo que se hablaba
de impulsar un concurso de vinos catalanes pero, por diferentes motivos, no ha
sido hasta ahora que finalmente sale adelante. Los Premios Vinari son una
muestra más de la madurez y sobre todo de la normalidad del sector vitivinícola
catalán. Aplaudo que por fin la prescripción de los vinos locales se haga desde
casa y no desde fuera, a través de un concurso que quiere trascender y tener
difusión. Es difícil juzgar un vino sin saber qué y quien hay detrás. A
sabiendas de quien hace el vino y como lo hace se sabe mucho del vino. Las
catas a ciegas siempre son muy crueles, pero son la mejor manera de ser
equitativos y justos. Profesionales catalanes, entre cielos cuales hay grandes
profesionales, catan para Vinari vinos catalanes a ciegas. Y esto es una gran noticia
para el vino catalán.
Los Premios Vinari los
convoca Vadevi.cat con la colaboración de otros medios especializados, como la
revista Cupatges, y el apoyo del Departament d’Agricultura de la Generalitat y del
Institut Català de la Vinya i el Vi, además del Ayuntamiento de Vilafranca del
Penedès, sede de la gala final del concurso. La evaluación de los vinos
participantes se ha realizado en Monvínic, en catas a ciegas realizadas con
gran rigor, antes de la gran fase final. En otoño se realizará la cata final,
en la que unos veinte catadores de prestigio en una sola sesión, probarán y
puntuarán los vinos preclasificados para definir la puntuación final y los
premios. Con los premios decididos, pero mantenidos en secreto por la
organización, se convocará una gala de entrega de premios en el Teatre Casal de
Vilafranca del Penedès en que se hará lo entrega del premios en una ceremonia
"orientada a lograr una gran repercusión mediática".
Se afirma desde la
organización que “por primera vez, Catalunya dispone de unos premios en los que
se reconocerá y se dará difusión a la calidad de los vinos que se elaboran”. Se
añade que “todos los países elaboradores de vino tienen sus propios certámenes,
guías, actos, para promover los vinos locales. Se trata que la prescripción de
los vinos locales se haga desde casa y no desde otros lugares, especialmente si
estos lugares también elaboran sus propios vinos, a los que, lógicamente,
favorecen. Los concursos tienen, además, el valor añadido de la imparcialidad,
dado que se prueba y se valora los vinos a ciegas, sin que los catadores sepan
qué vino están puntuando”. También se apunta que Catalunya es el único lugar
del mundo en que, siendo un lugar elaborador y exportadores de vinos, se
consumen más vinos foráneos que locales. Es por eso que “hay que reforzar la
difusión de nuestros vinos en el mercado catalán, ya que hay un margen amplio para
hacer crecer las ventas. Uno de los mejores recursos para difundir la calidad
de los vinos de un lugar son los concursos, en los que un jurado formado por
profesionales valoran a ciegas los vinos participantes y distinguen los mejores
con galardones, clasificados en varias categorías”.
El director general del
Incavi, Jordi Bort, entiende que los Premios Vinari son “una combinación que da
como resultado un veredicto que será apreciado por los consumidores y prescriptores
que orientan sus decisiones a partir de la información que proporcionan estos
certámenes”. Bort añade que “honestidad y profesionalidad son dos ingredientes
que garantizan que los premios otorgados tendrán la homologación con otros
concursos internacionales. Y el veredicto de los Premios Vinari será reconocido
internacionalmente también por los prescriptores y expertos interesados en los
vinos catalanes”. El hecho de que se hayan inscrito más de 725 vinos a un
concurso cuyo jurado presido demuestra la gran expectación que ha despertado
esta primera edición.
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