La nova davallada de les vendes de cava a Espanya, atribuïda pel president del Consell Regulador del Cava a la crisi i, en menor mesura, al boicot, ha tingut una interpretació força controvertida a la portada del diari ABC d'ahir dissabte 2 de març sota el títol de "Las provocaciones tienen un precio". A l'avant-títol s'informa que "Cae el consumo de cava" i al subtítol s'afirma: "Productores catalanes denuncian el impacto en las ventas por la ofensiva independentista". Tot plegat s'il·lustra (tela marinera) amb una fotografia del president Artur Mas amb una copa de cava als llavis. Dijous passat Gustau García Guillamet diferencia el boicot actual dels que es van produir anteriorment
pel fet que "en aquells anys hi havia mitjans de comunicació que
encoratjaven al boicot i que tiraven llenya al foc respecte al cava
català, i aquests mitjans han canviat radicalment ". Voleu dir, vista aquesta portada de l'ABC, que el president del Consell Regulador del Cava no s'equivoca i que les coses estan on estaven? Què en penseu? Com diu un cavisrta amic meu, ja n'hi ha prou, no?
A continuació us adjunto la informació on s'afirma que "el cava no brinda por el soberanismo" amb declaracions d'un sol elaborador:
España
El sector del cava admite que el debate soberanista le perjudica
Día 02/03/2013
Los productores señalan que el boicot de 2005 fue más grave, aunque ahora se suma la caída de ventas por la crisis
Para desgracia del sector, el cava se ha convertido en un termómetro del
estado de las relaciones entre Cataluña y el resto de España. En mayor o
menor medida, este producto se ha convertido en un icono representativo
de esta comunidad, y nota el boicot, más o menos intenso según el año y
el momento político, de los consumidores del resto de España. Así lo
reconocen desde las pequeñas bodegas artesanales a los grandes
productores, aunque hay que recordar que el cava no se produce solo en
Cataluña.
Convencidos de que a este asunto cuanta menos propaganda se le dé mejor, el boicot se ha convertido prácticamente en un tabú para los productores,
aunque todas las marcas consultadas por este diario, y fuentes
conocedoras del sector, coinciden con más o menos matices en un
diagnóstico: la oleada soberanista, y el boicot que ha propiciado,
impacta sobre las ventas y perjudica a una actividad que, como cualquier
otra, demanda ante todo estabilidad.
Los datos ofrecidos esta semana por el Consejo Regulador del Cava sobre las ventas de 2012 confirman esta tesis, aunque en el descenso de ventas que se ha producido en España el pasado año (del 6,28%)
los productores piensan que ha tenido más impacto la crisis económica.
«Creo que en la caída de ventas influye más el momento económico, pero
ojalá no hubiese el mar de fondo político que hay. No nos beneficia, es
obvio. Cuanto mejor sean las relaciones, mejor para el comercio»,
explica a ABC Jaume Mata, director general de Vinos y Cavas Gramona, una
de las bodegas catalanas que abogan más por la excelencia que por la
cantidad en la producción.
Dos puntos de diferencial
Resulta complicado calibrar qué parte de la
caída de ventas puede atribuirse a la crisis y cuál al boicot, en primer
lugar porque el Consejo Regulador y las propias marcas son reacias a
dar datos segregados por comunidades, separando por ejemplo el total
español de lo que se vende en Cataluña, comunidad que concentra sobre el
40% del consumo nacional. No obstante, y según aseguran fuentes
conocedoras del sector, la caída de ventas en esta comunidad rondaría el
4%, un diferencial de unos dos puntos con el conjunto de España que sí podría atribuirse pues al boicot.
Entre los productores, tanto los catalanes como
los del resto de España, hay más o menos unanimidad en que el boicot
que se vive ahora es distinto al que se produjo en 2005. Ese año, y con
motivo de unas declaraciones de Josep Lluís Carod-Rovira (ERC)
en contra de la candidatura olímpica de Madrid, se produjo una reacción
en cadena -y eso que entonces se vivía en la era «pre twitter»-, una
eclosión de malestar que impactó de lleno en las ventas en España (caída
del 6,59%). Se trata de un descenso sí atribuible en exclusiva a la
política en tanto que la economía iba viento en popa.
«Afortunadamente, ahora no se ha hablado mucho
del asunto y los medios no han entrado tanto en el tema», explica Pedro
Bonet, director de comunicación de Freixenet, propiedad de su familia,
emblema del sector y marca que, por su capacidad exportadora (coloca el
80% de sus botellas en el extranjero) puede capear mejor la debilidad
del mercado interior. «A diferencia de 2005, al boicot político se añade
ahora la caída de consumo por la crisis, y viendo las cifras creemos
que este segundo aspecto tiene más peso», añade Bonet. De alguna forma, y
usando la expresión empleada desde el Consejo Regulador, los
productores creen que hay un «boicot latente», y que pese a que
políticamente la situación ahora es más seria, el boicot de 2005 fue más
visceral e intenso.
Dos de cada tres botellas
Sea por la crisis, sea por la política, el
momento por el que atraviesa el sector es de seria preocupación. Aunque
la venta internacional (dos de cada tres botellas) sigue creciendo y
permite decir que el sector goza de buena salud (1,53% de incremento
global), el consumo en España está al nivel del año 1985, y eso que el
precio medio por botella va a la baja: 4,59 euros en 2011; 3,9 en 2012).
El presidente del Consejo Regulador reconocía esta semana la
preocupación del sector, recordando que, pese a todo, España sigue
siendo el primer mercado del cava.
Desmontaba de alguna forma la tesis propagada
por el nacionalismo catalán, que señala que el boicot en España casi
puede darse por amortizado, ya que ha empujado a las marcas catalanas
hacia la exportación. Puede ser cierto en parte, pero la mayoría de
bodegas, las medianas y las pequeñas, son las que están sufriendo de
verdad. De los 253 productores registrados en el Consejo Regulador
apenas 19 concentran el 90% de las exportaciones: el resto, y no son
pocos, siguen teniendo en España su único mercado.
Perspectiva difícil
Fuentes del sector reconocen a ABC que el momento es grave,
y que, como el resto de actores económicos que siguen teniendo en
España su principal destino de ventas, la situación política en Cataluña
se analiza con extrema preocupación. Desde Freixenet, Pedro Bonet
señala que las perspectivas para 2013 no son buenas, y que como muchos
otros productores firmaría por tener las cifras de 2012. En plena oleada
independentista, la crisis económica y el boicot político impactan en
el que se ha convertido, para bien y para mal, en un símbolo de
Cataluña. El cava no brinda por el soberanismo.
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