En el número del mes de març de la revista Vinos y Restaurantes (http://www.revistavinosyrestaurantes.com/) signo un reportatge sobre alguns dels nous temples del vi a la ciutat de Barcelona. La capital catalana s'està convertint en tot un referent enogastronòmic.
Nuevos templos del vino, en Barcelona
RAMON FRANCÀS
Barcelona se ha convertido en todo un
referente enogastronómico de primer nivel mundial. El gran vino gana terreno y
nuevos y modernos templos que hacen más accesible su consumo. Uno de los
últimos espacios de vino de nivel que ha abierto en Barcelona, el Bar à Vins de
Moritz, ha centrado buena parte de su éxito en ofrecer "los mejores vinos
del mundo a copas", garantizando la perfecta conservación con una máquina
especialmente diseñada y equipada con gas argón para evitar la oxidación. La
carta consta de más de 400 botellas y 40 referencias a copas que se sirven “con
precisión a centilitros, ofreciendo así precios muy asequibles”. Quieren
“ofrecer un punto de vista radicalmente diferente sobre el mundo del vino que
invite a disfrutar de una forma relajada, entendedora y huyendo de esnobismos
innecesarios”. Opino que es una muy buena fórmula. Fiel al espíritu de la
cervecería catalana, el Bar à Vins, que capitanea Xavier Ayala y que también
cuenta con el sumiller de altura Arnaud Echalier, ofrecen un ambiente lúdico,
con amplios horarios y una carta accesible para todos los bolsillos formada por
vinos de gran calidad de todo el mundo. Según Albert Castellón, director
general de Moritz, "el Bar à Vins, junto con el inminente Brasserie Louis
Moritz, es la cereza del pastel de la Fábrica Moritz. Los dos proyectos se
suman a la voluntad de “seguir democratizando las experiencias gastronómicas
para el gran público". El espíritu del proyecto queda representado por el
logotipo del establecimiento: el porrón. Es un homenaje a todo un símbolo de la
cultura popular del vino en nuestro país y un magnífico decantador improvisado
que se utiliza con aquellas botellas que lo requieran. Disponen de casi medio
millar de referencias de vinos de todo tipos. Hemos podido degustar en este
nuevo espacio vinos icono de gran nivel mundial como el Sílex 2009 de Didier
Daguenau, La Chapelle 1985 de Jaboulet, Les Grèves 1er Cru 2006 de Domaine
Montille o L’Ermita 1998 de Álvaro Palacios. Todo un lujo a copas.
Otra de las ofertas
espectaculares del mundo del vino en Barcelona es Monvínic, todo un regalo del
empresario, bodeguero y wine lover Sergi Ferrer-Salat. Desarrollaron una
revolucionaria carta de vinos digital (ahora ya la tienen varios restaurantes).
Sus responsables dicen que es “una carta de vinos ágil, didáctica y
entretenida”, que permite recoger con “sorpresiva fluidez” sus referencias
“infinitas” y que “contribuye de esta forma a hacer que la experiencia sea
todavía más fructífera”. También añaden que es “una carta que refleja un
compromiso “inquebrantable”, el de ofrecer los vinos a precios muy moderados,
contribuyendo que el consumo sea en gran manera bastante más alegre y dichoso”.
El equipo de sumilleres el equipo de Monvínic, es también espectacular.
Liderado por Cèsar Cànovas, cuenta también con sumilleres de la altura de
Isabelle Brunet, Antonio Giuliodori, Delia García, Ramiro Gutiérrez y Marta
Rombouts. Desde la página web de este templo barcelonés del gran vino se afirma
que “la bodega es el eje vertebrador y la razón de ser” de
Monvínic. Es una bodega singular, “fruto
de años de apasionada búsqueda, que quiere ser un fiel reflejo de la increíble
diversidad que emana de las regiones vitivinícolas de los cinco continentes”.
Sus promotores aseguran que es una bodega permanentemente puesta al día en la que
el equipo de sumilleres “vuelca día a día toda su pasión y conocimiento, porque
Monvínic anhela también hacer patente el extraordinario dinamismo del mundo del
vino, un universo en el que surgen sin cesar nuevas bodegas y regiones, dignas
de ser descubiertas”, Se añade que ofrecen miles de referencias, pero “detrás
de cada botella prevalece siempre una idéntica obsesión por su procedencia y
por las condiciones de conservación y servicio. Es este un principio capital
que responde a nuestro deseo de que todos los vinos puedan ser degustados sin
perder un ápice de su esencia.
El vino en Barcelona
también está conquistando espacios tan singulares como el Club
de Fumadores de los embelesadores bajos del número 8 de la calle Baixada
Llibreteria, en el barrio Gótico. Abrieron
hace ya más de un año y no han cerrado ni un solo día. En este espacio, un
antiguo horno en el que se había cocido pan desde la época romana, los socios pueden
disfrutar del mejor tabaco en la mejor compañía. La propuesta del Club de
Fumadores apunta, como asegura se propietario, Miguel Pirt, a “una experiencia
completa y placentera” pues “no sólo podrás regodearte con tu habano o puro
preferido, sino también maridarlo con el destilado más adecuado para realzar la
experiencia con sabores, texturas y aromas complementarios”. El vino, las cenas
maridajes, los cursos de iniciación al habano y al puro, los cócteles, los
destilados Premium y superpremium, proyecciones de cine negro o música en vivo se
suman a un ecléctico estanco en el que uno de sus principales atractivos
comerciales son caganers artesanales. Las figuras de jugadores del Barça
(especialmente Messi) y políticos como Barak Obama, Angela Merkel, o François Hollande.
Al parecer, el caganer de Mariano
Rajoy, pese al tamaño de su deyección, no tiene mucha salida. Se vende a 16
euros. Los turistas, especialmente los nipones, son los que más interés
muestran por los caganers.
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