En el número d'aquest mes d'abril de Planeta Vino d'Andrés Proensa (http://www.proensa.com/revista.php?id=33) signo un perfil comparatiu entre Jay Miller i Neal Martin. Què en penseu de tots dos personatges?
Del porno a la experiencia religiosa
RAMON FRANCÀS
En el plazo de un año he tenido la oportunidad de entrevistar a los dos últimos catadores de los vinos españoles de la cada vez menos prestigiosa publicación The Wine Advocate, del idolatrado y criticado, a partes iguales, gurú de Baltimore Robert Parker. La reciente polémica que ha envuelto a Jay Miller y a Pancho Campo, pese a los desmentidos, han puesto en cuestión la que se ha erigido como la guía vinícola más influyente del planeta. Lo cierto es que tras el supuesto escándalo, Parker cesó de sus funciones el 4 de diciembre del año pasado al norteamericano Miller y lo sustituyó por el británico Neal Martin. Incluso el Institute of Masters of Wine, encargado de examinar y otorgar la prestigiosa distinción que le da nombre, anunció una investigación contra Pancho Campo tras haber recibido una queja formal acerca del posible quebrantamiento de su código de conducta.
Al margen del penoso escándalo y de la imagen bien poco seria dada, lo cierto es que un exdoctor en psicología clínica ya maduro y con problemas de gota que hacía 25 años que colaboraba con Parker, Jay Miller, ha sido cesado y sustituido por un hombre de 41 años de relativa experiencia catando vinos españoles. De ambos hay algo que asombra a muchos profesionales. Miller era capaz de catar más de 150 vinos de una tacada y Martin, en su reciente visita al Priorat, cató en una sola jornada más de 140 vinos. Neal Martin ha llegado a comentar que si no se es capaz de catar tal cantidad de vinos es que, en realidad, no se es un buen catador. Muchos siguen creyendo, sin embargo, que tal magnitud de muestras es una exageración. Entre Miller y Martin, sin embargo, existen muchas diferencias. Miller cataba y realizaba sus anotaciones con un bolígrafo de tinta de gel en su cuaderno. Martin escribe en un pequeño ordenador portátil comentarios, a menudo trufados de anécdotas. Miller hablaba de pornografía, Martin de experiencia religiosa.
Para Miller, que es un apasionado aficionado al béisbol, al básquet de Los Ángeles Lakers y al fútbol americano, un gran vino, un caldo con 100 puntos Parker, es aquel capaz de emocionar. Añadía que “es aquel que te hace vivir una gran experiencia, que te hace exclamar ¡guau!”. Decía que es difícil expresarlo en palabras pero lo comparaba con la pornografía: “Cuando estoy delante del porno o de un gran vino sé reconocerlo sin dificultades”. Opinaba que la gran mayoría de los consumidores se decantan actualmente por los vinos capaces de expresar la fruta y que deberían promocionarse los caldos que consiguen sobresalir con variedades de uvas autóctonas. En este sentido ponía como ejemplo la DOC Priorat, “donde las variedades autóctonas como la garnacha y la cariñena están dando mayor calidad que la cabernet sauvignon, la merlot o la syrah, que no aportan tanto a los cupajes como algunos creen”. Pese a que los vinos que cataba acababan teniendo puntos Parker y no Miller, aseguraba que no le interesaba “ni la fama ni el protagonismo”. Prefería, o eso decía, permanecer “tras las bambalinas” y disfrutar haciendo lo que hacía. Afirmaba cobrar un buen salario por hacer lo que le gusta, comer y beber, y con ello manifestaba ya tener “suficiente”.
El vino ideal es para Neal Martin uno que sea capaz de “recordarte su origen” cuando lo catas, de trasladarte a su paisaje y a sus variedades. En este sentido señala que un cabernet sauvignon es “previsible”, mientras que las variedades autóctonas “dan identidad”. Apunta que “también existen vinos que son capaces de emocionarte simplemente, de dejarte mudo, sin palabras, casi como en una experiencia religiosa”. Siempre cata muy concentrado, sin perder la atención “aunque haya un terremoto al lado”. Cata y escribe a renglón seguido todo lo que le viene a la mente. Huele y degusta, y luego reflexiona sobre si lo que ha escrito se ciñe a lo que está catando.
De 41 años, Neal Martin es serio, de apariencia tranquila y modesto. Reside al sur de Inglaterra, en Guildford, y además de considerarse un “escritor de vinos” se confiesa amante de la buena música, especialmente de la de conjuntos como la banda inglesa de rock alternativo Radiohead. Cuenta que el vino se le manifestó en 1996 como una epifanía, con una copa de un portentoso burdeos clásico, el Château Montrose de 1982 (Saint-Estèphe). No acaba de entender el revuelo que causa el trabajo de un catador inglés que trabaja para una publicación norteamericana escribiendo sobre vinos españoles, argentinos y chilenos, aunque dice sentirse “muy responsabilizado”. “Para mí –asegura- es muy importante venir a conocer las zonas y no hacer crítica sin haber estado aquí”. . De los vinos españoles destaca que “son muy diversos, con estilos muy diferentes”, y sobre la polémica que levantó cuando afirmó hace 5 años que no entendía los vinos españoles, Martin ha querido salir al paso afirmando que “nunca se pueden entender todos los vinos ya que a cada añada son distintos”. En su casa ya ha empezado a catar muchos vinos catalanes, entre los que ha encontrado “grandes productos”. Además, reconoce que prefiere el cava al champán por su gran relación calidad-precio, y asegura también que le motiva especialmente “aprender constantemente” y descubrir zonas que hasta ahora le eran desconocidas, como es el caso del Penedès. En sus dos primeros viajes a España ha catado in situ en el Priorat, Montsant, Empordà, Costers del Segre y Penedès. También ha catado en el Penedès vinos de todas las denominaciones de origen catalanas y cavas. En mayo se le espera en la Rioja.
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