En el número del mes de juliol de la revista Vinos y Restaurantes intento retratar la gran personalitat, aclaparadora, de Jorge Ordóñez i els seus vins. No hi ha dubte que Ordóñez, ben acompanyat de la seva germana Victoria, és un personatge imprescindible del món del vi. Haig de reconèixer que vins seus com el moscatel d'Alexandría Esencia Nº 4 m'han emocionat com pocs vins han aconseguit fer-ho al llarg de tota la meva trajectòria professional.
Jorge Ordóñez, vinos y personalidad arrolladora
RAMON FRANCÀS
“Nuestro
sello diferencial es la elaboración artesanal a partir de variedades autóctonas
españolas procedentes de viñedos muy viejos, menos productivas, pero que
proporcionan más calidad en todos los sentidos. Nuestras bodegas boutiques (de
autor) trabajan centradas exclusivamente en la excelencia”. Esta es la carta de
presentación de Grupo Jorge Ordóñez, el grupo vitivinícola de un malagueño
amigo del gurú Robert Parker que ha conquistado los Estados Unidos. Bajo su
sombrero se esconde un hombre franco, incisivamente directo
y con personalidad arrolladora. Grupo Jorge Ordóñez es, como afirman en
su propia página web, “una escogida selección de bodegas españolas.
Elaboramos algunos de los vinos más prestigiosos y premiados internacionalmente”.
El artífice es Jorge Ordóñez, “una de las personalidades más relevantes del
vino en el mundo”, y le acompañan como gerentes de las bodegas su hermana Victoria
Ordóñez, en Bodegas Jorge Ordóñez, La Cana y Avanthia; Jose Miguel
Sanmartín en Bodegas Alto Moncayo y Rafael Cañizares en Bodegas Volver y Venta
Morales. El grupo lo forman Bodegas Alto Moncayo (DO Campo de Borja), Bodegas Avanthia
(DO Valdeorras), Jorge Ordóñez
& Co. (DO Málaga y DO Sierras de Málaga),
Bodegas La Cana (DO Rías
Baixas), Bodegas Tarima Hill (DO Alicante), Bodegas Venta Morales
(DO La Mancha) y Bodegas
Volver (DO La Mancha y DO Jumilla). A estas
bodegas se suman proyectos como el de Zerran, un tinto de garnacha, syrah y
cariñena de la DO Montsant fruto del tándem que Ordóñez ha establecido con el
elaborador de Capçanes Joan Ignasi Domènech (Vinyes Domènech).
Asegura
que cuando empezó en 1987 “la situación del vino español en Estados Unidos era
desoladora, dominada prácticamente por Sherrys baratos, y aburridos Riojas
acumulando polvo en las estanterías inferiores de las tiendas de vinos”. No le
falta razón. Habiendo crecido en Málaga en el seno de una familia dedicada a la
distribución de vinos españoles, Ordóñez conocía todos los trucos de este
negocio: desde cargar camiones, hasta evaluar las muestras de las barricas para
cerrar contratos. No tardó en darse cuenta del potencial del vino español en
América. Hoy es uno referencia imprescindible en el mundo del vino. Afirma que
hacen vinos “a la antigua”, y que “el peor enemigo del vino es el enólogo”.
Ordóñez es también un pionero. Se convirtió en la capital del ajo en el primer
elaborador de verdejo en Castilla La Mancha (Paso a Paso) y en 1991 en el primer exportador de Rías
Baixas.
Bodegas Jorge Ordóñez estuvo
presente el pasado mes de marzo en el área de excelencia del salón Alimentaria
(Premium). Dio a conocer entre jamones y embutidos de Joselito y conservas La Brújula (sus
berberechos son una delicia) vinos que dejan estupefacto. Es el caso del dulce
natural de moscatel de Alejandría Esencia Nº 4, un vino al que hay que ir a
buscar referentes en la Málaga del siglo XVIII. Es fruto de unos viñedos
preciosos plantados hace entre 80 y 100 años que ofrecen unas uvas de las que
sólo se obtiene un rendimiento del 6% Su fermentación se prolonga por espacio
de más de dos años en barrica de roble francés. El resultado es ciertamente
arrollador (99 puntos Parker en 2006). También presentó en Alimentaria vinos
que sorprenderían al más pintado en una cata a ciegas, como el tempranillo
manchego Volver: un tinto de gran extracción que Ordóñez define como ‘la bomba
de La Mancha’. También lucen con luz propia vinos como el moscatel Botani (DO
Sierras de Málaga), los mencías Avanthia,
el monastrell Tarima Hill y las garnachas Veratón, Alto Moncayo y Aquilón
2010 (esta última donde las notas balsámicas y la gran frescura se alían con la
vivacidad y la concentración). Todos ellos se sitúan a un gran nivel con un
sello, un hilo conductor, muy particular.
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