diumenge, 29 de juliol del 2012

Com se les empesquen els cellers per vendre davant la caiguda del consum? a Selectus Wines



En el segon número de la revista de prestigi Selectus Wine signo un ampli reportatge on s'alnalitza com els cellers se les empesquen per combatre la caiguda de consum i vendes. L'enginy, els productes desalcoholitzats, els vins de nom divertit o l'aposta pels vins més singulars possibles són algunes de les noves tendències:


Las bodegas agudizan el ingenio

Se apuesta por nuevas fórmulas y por productos desalcoholizados o singulares ante la caída del consumo


RAMON FRANCÀS
Barcelona

El consumo de vino en los hogares no deja de decrecer. La media nacional ya se sitúa en 9 litros por persona y año. Durante el 2011, según el Observatorio Español del Mercadeo del Vino, se registraron nuevas caídas: del 1,2% en valor y del 1,6% en volumen. Ante este panorama las bodegas no dejan de agudizar el ingenio apostando por imaginativas acciones de marketing o por nuevos productos, como los emergentes sin alcohol. Los productos del Grupo Matarromera Eminazero son un buen ejemplo. Tras su exitoso vino blanco afrutado sin alcohol (Natureo), Torres ha empezado a testar su primer producto tinto sin alcohol en mercados internacionales, aunque aún no en España. Su Natureo lo anuncian como un producto “para todos los que quieran disfrutar de los places de la tierra con todo su sabor y el mínimo alcohol”. Freixenet, con su marca Legero, en la que destaca un moscatel con finas burbujas, se ha adentrado en el mercado alemán con productos desalcoholizados. El secretario general de la Federación Española del Vino (FEV), Pau Roca, confía especialmente en el crecimiento del nicho de mercado de los vinos sin alcohol o los parcialmente desalcoholizados. Afirma Roca que “en el mundo, más de un 50% de la población no sabe lo que es el vino” y que “tenemos un riesgo de perder la legitimidad de producto si no somos capaces de poder ofrecer vinos para esta población que, principalmente por razones religiosas, no conocen este producto”. En cuando a los vinos ecológicos, Pau Roca opina que “tienen un recorrido quizás mes limitado que los vinos de empresas ecosostenibles”. En este sentido apunta que “el consumidor, o la sociedad en general, favorecerán más el concepto de sostenibilidad, que expresa un compromiso amplio con el medio ambiente de la marca o bodega, que no el concepto de orgánico o ecológico”. En lo referente a los biodinámicas, el secretario general de la FEV afirma que son “una historia bonita que puede ilusionar y tener seguidores", pero señala que entran “en el ámbito de lo misterioso”. Entiende que quizás algún día los vinos biodinámicos “podrán tener explicaciones científicas”, aunque de momento, afirma, “se trata de practicas de cultivo y enológicas de carácter empírico y yo diría que también fuertemente sugestivas y próximas a la brujería”.
            Puestos a buscar productos de llamativas y polémicas etiquetas destacan vinos como el chardonngay de una bodega canadiense (dirigido principalmente, claro está, a la comunidad gay) o los vinos de nombres peculiares, como Gran Cerdo, Le Vin de Merde, Teta de Vaca, Cojón de Gato, Fat bastard, Cap de Ruc, Bitch, Frog’s Piss, Tetas de la Sacristana, De puta madre, Uvas de la Ira, Gallinas y Focas, K-Naia, Indomable, No Phone, L’Imperfecte, Qué bonito cacareaba, Crápula, A pèl, El Hombre Bala, La Mujer Cañón…
            Henri Abelé (Grupo Freixenet) ha presentado una edición especial Titanic de su champán Henri Abelé más vendido, el Brut Traditionnel. Este espumoso de Reims se ofrece en tiendas especializadas (40 euros) y se sirve en los banquetes y actos de la Fundación Titanic. Las primeras botellas del Brut Titanic se descorcharon el pasado 14 de abril, la fecha en la que se conmemoró el centenario del naufragio del ‘buque de los sueños’. Su edición es muy limitada, solo 4.000 botellas. Por su parte, Torelló ha vuelto a confiar en un diseño de Custo Dalmau para su último cava cuya etiqueta solo puede ser apreciada plenamente con ayuda de unas gafas 3D y Vilarnau (González Byass) ha lanzado un cava de gama alta con diseño de Antonio Miró y un anillo-beso con caramelo (unos labios rojo pasión) de la pastelería barcelonesa Escribá. En Sumarroca también han acompañado con caramelos sus tres últimos vinos tintos, una colección bautizada como Temps de Fruits. Es el primer resultado de las investigaciones vitivinícolas que han realizado en su parcela experimental donde han plantado variedades de uva de todo el planeta. Con los caramelos han querido sugerir “un juego divertido y simbólico”: cada caramelo intenta buscar similitudes con los matices de cada vino, elaborados con variedades internacionales.
             ‘La Odisea’ es el célebre poema épico griego atribuido a Homero que protagoniza Odiseo. También dió nombre a unos tintos (Odysseus) del no menos épico proyecto vitivinícola de Josep Puig y su hija Sílvia en las pedregosas tierras prioratinas (Gratallops). De hecho, fue la pequeña isla griega de Ithaca el punto de partida del proyecto y la verdadera inspiradora de su aventura en el Priorat. Los Puig y Odiseo tienen como mejor arma una astucia que les permite sortear el sinfín de problemas a los que les someten los designios de los dioses helénicos. Una de las ‘artimañas’ de los Puig fue un juego que definieron como “cultural”, un didáctico ejercicio que perseguía el nada baladí objetivo de “hacer disfrutar de verdad”. El juego se centraba en dos protagonistas, el Odys y el Seus. Ambos son  estructurados y frutales tintos del 2008 elaborados con la misma variedad, una syrah plantada en parcelas situadas a sólo diez metros de distancia la una de la otra. Su principal diferencia reside en la composición marcadamente singular de los suelos donde arraigan las vides. El Odys, con algo menos de carácter pero cierta melosidad, nació de suelos de panal. El Seus, más especiado y mineral, debió su carácter a la llicorella (pizarra). Los dos vinos se presentaron en una caja que también contenía panal y llicorella. El “humilde” juego enófilo que propusieron consistía en escoger una buena copa de cristal y verter en ella un 75% de la botella Seus (llicorella) y el 25% restante de Odys (panal). Era su sugerencia, aunque “después de haber degustado nuestro consejo, hagáis vosotros mismos vuestros propios cupajes con diferentes porcentajes de los dos vinos para que encontréis vuestro propio placer”.
Por su parte, la bodega Jean León (DO Penedès) ha realizado una nueva site experiencial (www.11250secretos.com) en la que se pretenden recoger 11.250 secretos personales de internautas. Cada secreto se convertirá en una gota de vino, que irá cayendo en el interior de una botella exclusiva que contará con una etiqueta en la que se reproduce un cuadro del artista Josep Puigmartí, titulado ‘Doble perfil’. La botella, de 75 cl., se llenará completamente y contendrá, exactamente, 11.250 gotas. Entre los participantes -los secretos se pueden colgar de la web anónimamente- se sorteará esta botella tan especial y única. Solo se han elaborado dos botellas: la que se sorteará y otra que se mostrará en el centro de visitas de Jean León en Torrelavit. La directora general de Jean León, Mireia Torres, destaca su gran complejidad aromática, la buena estructura y su potencial de envejecimiento. No es la única bodega que se ha apuntado a la creciente tendencia de mostrar lo más particular. En la Cooperativa de Capçanes (DO Montsant) hace años que explican en su exitosa Nit de les Garnatxes cómo la dúctil garnacha se comporta de manera muy diferente según la composición del suelo. También en Terroir al Límit (Priorat) el alemán Dominik A. Huber y el sudafricano Eben Sadie han mostrado las sutiles diferencias que aporta una diferente encaración de un viñedo. Incluso en el mundo del cava se han abierto experiencias, como la de Mont-Ferrant de Blanes, que reflejan cómo se comporta cada variedad de uva individualizada.
Además de apostar por la sostenibilidad, por los vinos ecológicos, por los biodimámicos y por los naturales, también se están convirtiendo en clara tendencia los productos elaborados con variedades autóctonas ancestrales que están siendo recuperadas por bodegas como Abadal, Torres, Albet i Noya, Orto Vins o Sumarroca.
Expertos en mostrar lo más singular son los cuatro socios de Orto Vins, una iniciativa nacida en 2008 en la DO Montsant. Está formada por cuatro viticultores del municipio del Masroig que han querido seguir el camino de sus padres, abuelos y bisabuelos en el cultivo tradicional de la viña. Todos venían de una tradición cooperativista de más de 70 años. Ahora han querido volver a sus orígenes en la elaboración del vino para mostrar el potencial de sus viñas, “fruto del trabajo hecho durante años por varias generaciones”. Buscando expresar lo más particular, han creado cuatro vinos bautizados como Les Singularitats d’Orto, donde cada uno de los viticultores ha querido mostrar “pequeñas partes de viñas especiales”. Se trata de La Carrerada (una poco estructurada cariñena del 2010 de Josep Mª Jové ), de Les Pujoles  (un tempranillo de Jordi Beltran que en la añada 2010 se muestra sutil pero con ciertas astringencias y notas torrefactas), de El Palell (una garnacha peluda de Josep Maria Beltran que en el 2010 se expresa dominada por francas notas de plantas aromáticas y bajo bosque) y de Les Tallades de Cal Nicolau (un muy interesante picapoll tinto prefiloxérico de Joan Asens con notas especiadas y que destaca por su finura y elegancia en su añada del 2010).
No menos singular es el impresionante dulce natural de moscatel de Alejandría Esencia Nº 4, un vino de Jorge Ordóñez alabado por Robert Parker al que hay que ir a buscar referentes en la Málaga del siglo XVIII. Es fruto de unos viñedos enamoradizos plantados hace entre 80 y 100 años que ofrecen unas uvas de las que sólo se obtiene un rendimiento del 6% Su fermentación se prolonga por espacio de más de dos años en barrica de roble francés. Los vinos tradicionales de la DO Málaga (en general dulces y hechos a base de moscatel de Alejandría y de Pedro Ximén) han ido dejando paso por cuestiones de mercado a otros de secos que bajo la DO Sierras de Málaga van tomando protagonismo. En la Bodega y Viñedos de la Capuchina, una finca de viña y olivos con vestigios romanos, el último vino incorporado a la gama desde hace tres años es Capuchina Vieja, un vino seco elaborado a partir de la tradicional variedad de la zona moscatel de Alejandría. Su enólogo, Oriol Guevara, lo define como “muy fresco, explosivo en nariz y de inmejorable maridaje con los pescaditos fritos de la gastronómica costa malagueña”. Demuestra el acierto de una zona al reinventarse haciendo vinos diferentes y actuales con las variedades de toda la vida.
En la Cooperativa de Rodonyà el enólogo Joan Rovira ha elaborado cuatro vinos con una misma variedad autóctona, la sumoll. Ha creado un espumoso siguiendo el método tradicional (Iomus Clas); un vino espumoso elaborado con el método ancestral, o sea, con una sola fermentación iniciada en el depósito y que finalizó en la botella (Iomus Ance); un vino espumoso blanc de noirs (Iomus Blanc) y un espumoso de método tradicional con azúcares para la segunda fermentación que se añadieron en forma de mosto del mismo vino base conservado mediante congelación (Iomus Cryo). También 10 Sentits, un conjunto de conocidos enólogos catalanes que prefieren mantenerse en el anonimato, presenta desde hace tres vendimias vinos experimentales muy singulares. Su último proyecto es Quin Sidral, una interesante montònega elaborada en colaboración con la Agrupació de Viticultors de El Pla de Manlleu +500. La singularidad de este vino, además de que es 100% montònega, reside en el sistema de elaboración que se ha empleado: una maceración carbónica, técnica muy habitual en vinos tintos de grandes zonas vitivinícolas mundiales, pero poco empleada para elaboración de blancos.
Por su parte, Pinord ha presentado seis vinos monovarietales (Diorama) de viñas ecológicas de diversas DO que se acompañan de frascos con los aromas que los consumidores encontrarán en los vinos. Se trata de la Colección Diorama, que está formada por seis vinos monovarietales que presentan unos aromas característicos, fáciles de percibir y de diferenciar. La colección consta de tres estuches con dos vinos diferentes cada uno: syrah y merlot; garnacha blanca y garnacha tinta y Blanc Chardonnay y Cabernet Rosado. Cada estuche contiene, además, cuatro frascos de aromas, que corresponden a los olores más característicos de los dos vinos que hay en cada estuche y una guía de cata para ayudar al consumidor a familiarizarse y a distinguir las diferentes variedades. Al final de la guía, se explica el juego de los aromas, donde Diorama apuesta porqué el consumidor identifique, con el pequeño muestrario que se incluye, cada tipología de uvas con su vino, sus aromas, los pueda catar y degustar.
Pero puestos a rizar el rizo, dos amigas y emprendedoras del Penedès (Maria Fusteró y Eva Ràfols) se han aventurado, con una muy modesta inversión, a crear una microempresa que ha lanzado al mercado con gran éxito un turrón de vino moscatel y unos pioneros panes de vino elaborados con una fórmula bien simple: imaginación, entusiasmo, agua, sal, levadura, harina y vino.

1 comentari:

  1. Excelente articulo Ramon, intentare contactar contigo para enseñarte algo, nos conocimos en Segura Viudas. Saludos

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