Aquest dilluns signo a la secció Gente de La Vanguardia la noticia de la celebració ahir de la setema edició del Ral·li de Cotxes d’Època País del Cava, una iniciativa plenament consolidada que ahir va rebre més públix que mai:
Viejas glorias entre viñedos y cavas
RAMON FRANCÀS
Sant Sadurní d’Anoia
Un total de 38 viejas glorias del
automovilismo recorrieron ayer los verdes viñedos del Penedès y sus cavas en la
séptima edición del Ral·li de Cotxes d’Època País del Cava. Un Talbot de 6
cilindros de 1926, propiedad de Jaume Vila de Caldes de Malavella, se impuso en
una votación popular que valoró este museo rodante con vehículos fabricados
hasta 1930 que organiza la Confraria del Cava Sant Sadurní y el Clàssic Motor
Club del Bages. En total se emitieron unos 350 votos. La de ayer fue la edición
que congregó más público, según el vocal de la junta de la Confraria del Cava
encargado de la organización del Ral·li y presidente del Noia Freixenet, Jaume
Esteve. Solo en Vilafranca del Penedès unas 2.000 personas se congregaron en la
Rambla de Sant Francesc para admirar a los coches de época y votarlos. Durante
la jornada se vivieron diversas anécdotas, como la de un participante que
pinchó antes de darse la salida y que no tuvo más remedio que reincorporarse a
la comitiva cuando ésta ya había
iniciado su recorrido por la comarca del Alt Penedès. Otro de los participantes
no pudo arrancar su coche, pero no quiso renunciar al Ral·li. Optó por cambiar
de vehículo, aunque no pudo ser votado por ser posterior al 1930. El presidente
de la Confraria del Cava, Pere Bonet, dijo que el Ral·li de Cotxes d’Època País
del Cava es ya “un clásico”. Lo califica como una iniciativa “estéticamente muy
bella”. Para Bonet, “es todo un relax y un respiro ver, con todo lo que está
cayendo, estas formidables joyas automovilísticas entre viñedos”.
La
séptima edición arrancó con un desayuno en las cavas Mont Marçal, de Castellví
de la Marca. Los participantes también recalaron en Caves Bolet, Oriol Rosell,
Joan Sardà, Covides, Emendis, Rovellats y Caves Lavernoya. En cada una de las
cavas los participantes fueron obsequiados con una botella de cava. El Ral·li,
que finalizó con una comida y con la entrega de premios en la sede de la
Confraria del Cava de Torre Ramona, en Subirats, contó también con la
colaboración de los ayuntamientos de Sant Sadurní d’Anoia, Vilafranca del
Penedès, Castellví de la Marca, Castellet i la Gornal y Sant Martí Sarroca, así
como también de Protección Civil Remer.
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