A la recontraportada de la secció d'Economia de l'edició de La Vanguardia d'avui signo la noticia de l'obtenció per part de Vall Llach de la màxima qualificació a la qual pot optar un vi català. També recullo la seva bona marxa econòmica tot i la crisi.
La bodega de Porrera crece pese a la crisis gracias a las exportaciones y a la buena marcha del mercado catalán
Máxima distinción para Vall Llach
RAMON FRANCÀS
Porrera
El camino
hacia la excelencia de la bodega Vall Llach de Porrera se ha visto recompensado
con la máxima calificación a la que puede optar un vino catalán, la de Vi de
Finca Qualificada. Con la nueva añada del corpulento tinto Vall Llach, la del 2010, que se
comercializará durante la campaña navideña de este año a 95 euros la botella,
estrenarán el sello de Vi de Finca. Por ahora solo han obtenido este
reconocimiento Clos Mogador de René Barbier (Priorat) y las gamas altas de Jean
Leon (Penedès). Vall Llach es propiedad de Lluís Llach, que se implica
directamente en la bodega y los viñedos pese a ser prácticamente abstemio, y de
Albert Costa, hijo del notario fallecido el pasado mes de febrero que fue amigo
personal y socio fundador con Llach de la bodega. Lluís Llach asegura que
obtener el Vi de Finca para Vall Llach, que nace de la parcela de 3 hectáreas de Mas de
la Rosa, supone reconocer “cuando la tierra se convierte en cultura y el
cultivo de la vid en artesanía”.
Vall Llach cerró en junio pasado su
último ejercicio con una facturación de 900.000 euros, 50.000 más que en el
ejercicio anterior pese a la crisis. Buena parte del crecimiento ha venido
dado, según Albert Costa, por la entrada en un mercado de la relevancia de Brasil,
y por el incremento de ventas de productos de alta gama como Vall Llach en
países asiáticos y en Estados Unidos. También se han visto sorprendidos por un
incremento de ventas en Catalunya con vinos como Embruix. Albert Costa asegura
que anhelan seguir creciendo en Catalunya “aprovechando el interés que notamos
que existe cada vez más por las pequeñas obras de arte y territorio que se
hacen en el Priorat”. Producen unas 110.000 botellas, de las que exportan un
75%.
La bodega Vall Llach, que acaba de
abrirse de forma decidida al negocio ecoturístico, fue creada a inicios de los
años 90. La primera vendimia fue la del 98, que irrumpió en el mercado a
finales del año 2000. “Rigor y calidad” son sus dos principales premisas.
Afirman que “la combinación medida de la tradición y de las más altas
tecnologías se aplica rigurosamente en todos los procesos creativos del vino”.
Apuestan por la microproducción controlada de sus fincas y trossos “buscando que la calidad prevalezca siempre por encima de
la cantidad”. Del mismo modo, Vall Llach se ha marcado un techo en la expansión
de su producción y crecimiento, para “no perder nunca el control personalizado
y exhaustivo en cada uno de los procesos”.
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