Hi ha noticies que criden poderosament l'atenció, com aquesta. Es tracta d'una revolucionària llengua electrònica creada per la UAB que ajudarà a combatre el frau al cava . Què en penseu? Jo opino que fa falta moltes més coses que una llengua electrònica per acabar amb els fraus al món del cava. Ara, com a mínim, podrem saber si és resereva o gran reserva i si és dolç, semi, brut, extra brut o brut natural gràcies a l'anàlisi del sucre. Es veu que l'invent no és nou del tot si es fa cas de la llengua electrònica que quantifica en temps real la fructosa i la glucosa en mostres de begudes refrescants i sucs, desenvolupada en el marc d'una investigació de l'Institut Politècnic de Bragança (Portugal). A continuació us adjunto la noticia de l'agència EFE referida a la llengua electrònica pel cava:
23-10-2011 / 10:20 h
Barcelona, 23 oct (EFE).- Le llaman lengua electrónica, pero en realidad es un conjunto de seis sensores desarrollado por investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona que, gracias a la inteligencia artificial, es capaz de detectar si un cava es un reserva o no, lo que ayudará a combatir el fraude en este producto.
De momento, el Instituto Catalán de la Viña y el Vino (INCAVI), se ha interesado por esta herramienta que, en un proceso que dura tan sólo unos pocos minutos, puede diferenciar las características de cada espumoso, si es un brut, dulce o seco, así como su procedencia.
Manel del Valle, investigador y profesor del Grupo de Sensores y Biosensores del Departamento de Química de la UAB, ha explicado a Efe que este ingenio utiliza sensores denominados de "respuesta cruzada" que reaccionan a los diferentes elementos presentes en una matriz.
Estos sensores están inspirados en el sentido del gusto, es decir, en las papilas gustativas que responden a lo ácido, lo amargo, lo salado y lo dulce -e incluso también podría detectar el "umami", el quinto gusto que existe según la cultura asiática- para con todas estas impresiones básicas componer los centenares de percepciones distintas que los humanos tenemos de los alimentos.
"La lengua electrónica hay que entrenarla con un conjunto de muestras, como a un niño, y se hace por medio de programas informáticos", señala del Valle para explicar el funcionamiento de esta red de neuronas gustativas artificiales, que no duda a la hora de detectar el origen de la uva con la que están hechos estos productos.
El equipo de investigadores realizó las pruebas con cavas y champán de diferentes procedencias para generar la base de datos que luego pudiera servir a los sensores para reconocer los azúcares y los compuestos que dan cuerpo a estos espumosos.
Con un programa de inteligencia artificial construyeron un modelo de respuesta que una vez entrenado ha ido aprendiendo a identificar las variantes y a detectarlas, "lo que es de gran interés para detectar fraudes y falsificaciones".
El proceso es extremadamente rápido, "como una cata"; se deja evaporar el gas más vivo del cava, y una vez que la solución está quieta se hace una medida con los biosensores que tarda menos de un minuto en mostrar los resultados en la pantalla de un ordenador.
A pesar de la fiabilidad de esta lengua, del Valle reconoce que los sumilleres no tienen nada que temer. "La lengua nunca va a sustituir el trato personal de un sumiller, se trata de una herramienta para la detección automatizada de fallos o de fraude, de uso industrial, no para el uso más lúdico que da un profesional en un restaurante", afirma.
El grupo de la UAB lleva casi una década trabajando en esta línea de investigación y es uno de los laboratorios más reconocidos del mundo en la especialidad centrada en el uso de sensores en matrices, que ahora han ampliado al campo de los biosensores, más perfeccionados.
El reconocimiento del cava es sólo una de las utilidades de esta herramienta que no obstante podría aplicarse en detectar fraudes en pescados -evitar que vendan un producto de menos valor por otro de mayor, por ejemplo merluza por fletán- o controlar defectos de fabricación en cervezas y otras bebidas. EFE
Potenciem la tecnologia i ens oblidem de la cultura? Estic d'acord amb tú Ramón, falta molt més que una llengua electrònica. Començar a pensar en termes de qualitat en comptes de preu sería un primer pas. Oferim als consumidros transparència i fomentarem la cultura cavista. Visca el cava!
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