També aquest dilluns publicava a La Vanguardia un reportatge sobre un dels grans tresors vitivinícoles de Catalunya, la malvasia de Sitges de l'Hospital de Sant Joan Baptista. Què us sembla aquesta iniciativa d'apadrinament per a garantir la continuïtat d'aquesta joia benèfica?
Sitges apadrina las vides de la ancestral malvasía, uno de los emblemas del municipio
R. FRANCÀS
Sitges
Cuenta  la leyenda que los primeros sarmientos de la dulce malvasía llegaron a  Sitges de la mano de un almogávar que, a principios del siglo XIV,  acompañó a Roger de Flor hasta el Mediterráneo oriental para sumarse a  la lucha contra los turcos que asediaban el imperio bizantino. Hay quien  cree que las uvas de malvasía bien hubieran podido ser las utilizadas  para elaborar el vino de los dioses griegos, el Vinum Arvisium, ya que  esta variedad toma el nombre de una deformación italiana del puerto  griego de Monemvasia, en el sur del Peloponeso. Pese a ello, se mantiene  cierta controversia sobre si esta variedad procede de tierras helenas o  si, más bien, es originaria de Asia Menor. No parece haber duda, sin  embargo, que la milenaria malvasía se produjo en Grecia durante los  siglos XIV a XVI y que venecianos y otros mercaderes la vendieron en  Constantinopla, Italia, Francia o España. Sea como fuere, no es ninguna  leyenda que a principios del siglo XVIII el cultivo de la noble y  ambarina malvasía ocupara una cuarta parte de la tierra del término  municipal de Sitges. Pero la llegada de la plaga de la filoxera, la  aparición del cava y los elevados costes de producción pusieron contra  las cuerdas a esta variedad de esférica uva blanca. Consciente de que su  cultivo acabaría desapareciendo, el diplomático Manuel Llopis de  Casades quiso evitarlo legando en 1935 al Hospital de Sitges su viña del  sector del Aiguadolç, hoy un ínfimo reducto verde en un municipio  turístico donde el palmo de suelo tiene el valor del oro, y su negocio  familiar de elaboración de malvasía. La condición era mantener intacta  la elaboración de este sabroso elixir. Aún actualmente el albacea del  legado debe recibir anualmente 12 botellas de la auténtica malvasía de  Sitges, que se elabora en una centenaria bodega que es toda una joya,  para dejar constancia de su continuidad.
    La mayor demanda ha  llevado a la fundación que gestiona este benéfico hospital geriátrico de  Sitges, que preside el alcalde del municipio, Jordi Baijet, a plantar  más viñas. Con el objetivo de hacer viable la última plantación, un  total de 684 vides situadas junto al Hospital de Sant Joan Baptista, en  una tierra que se dejó en barbecho durante dos años, la fundación del  hospital ha lanzado una campaña de apadrinamiento de cada vid, al precio  de 30 euros por planta. El administrador del hospital, Roland Sierra,  asegura que “la malvasía es uno de los emblemas más importantes de  Sitges y con esta campaña contribuiremos a mantener y preservar nuestro  legado histórico”. La nueva viña, que pretenden convertir en su “joya de  la corona”, se destinará a la elaboración de vino ecológico. La  campaña, según Sierra, pretende implicar a todos aquellos ciudadanos de  Sitges y de la comarca del Garraf que creen que la malvasía es “uno de  los principales signos de identidad” de este municipio. La campaña  también se dirige hacia aquellas personas que estiman “el valor de las  tradiciones”. Quien apadrine una vid recibirá, en tres años, una foto de  su “ahijado”.
    En el boletín de apadrinamiento se llega a afirmar  que “si te gusta el proyecto, no te lo pienses más”. Se añade que “es  igual la edad que tengas, si estudias o trabajas, o a quién votaste en  las últimas elecciones”. De hecho, el administrador del Hospital de Sant  Joan Baptista no tiene dudas de que “la malvasía está muy por encima de  la política”.
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