Avui dilluns publico a La Vanguardia una noticia sobre el relleu de Miguel A. Torres com a primer executiu de la companyia. També avanço alguns punts del seu protocol familiar. Què us sembla?
La compañía se dota de un protocolo familiar en el que no se deja nada al azar
Cuenta atrás para el relevo en Torres
RAMON FRANCÀS
Vilafranca del Penedès
El 29 de octubre del próximo año el presidente, consejero delegado y director general de Torres, Miguel Agustín Torres, cumplirá 70 años, lo que conllevará su relevo como primer ejecutivo de la compañía. Así lo estipula un protocolo familiar desarrollado bajo los consejos de la consultora Lansberg Gersick & Associates, especializada en empresas familiares. Se fichó a esta consultora norteamericana para “evaluar la situación actual y iniciar un programa de asesoramiento”. Los detalles de este protocolo han sido revelados por el propio presidente de Torres con motivo de una conferencia en Lausana. Miguel A. Torres no esconde que una de sus principales preocupaciones es conseguir una buena transición hacia la próxima generación, la quinta. Al mismo tiempo “era bien consciente del hecho que muchos negocios familiares no sobreviven a la tercera generación”. Torres tiene bien presentes los problemas que conllevó el hecho de que su padre, Miguel Torres Carbó, estuviera al frente de la compañía hasta sus últimos días. Uno de los criterios que impone el protocolo familiar impulsado por la cuarta generación es que los miembros de la familia que quieran ser parte del negocio deben poseer un título universitario y trabajar tres años en una empresa externa antes de incorporarse a la bodega familiar. También se ha establecido que a partir de la sexta generación sólo podrá haber un miembro de cada rama de la familia en la compañía. Miguel A. Torres reconoce que ésta es una limitación “bien extraña”, aunque apunta que “al sólo haber un miembro por rama, se hará necesario escoger al mejor”. Por su parte, los parientes políticos, a excepción de su esposa, la artista Waltraud Maczassek, que preside la Fundación Torres, no podrán ser parte de la empresa. Según el protocolo, los miembros de la familia tienen el derecho de vender sus acciones, pero la familia también se reserva el derecho de adquisición preferente para mantener el control total de la empresa. Incluso se ha pactado que los miembros de la familia que deban desplazarse por motivos laborales sólo podrían volar en clase turista, a no ser que estén en estado de gestación o tengan más de 50 años. No se ha dejado casi ningún detalle al azar, hasta el punto que se ha llegado a acotar el número máximo de botellas, 300, que cada año los Torres pueden llevarse a sus hogares. Para asegurar la continuidad en la empresa familiar, “ha sido necesario intensificar la comunicación entre los miembros de la familia y la estructura de gobierno”. Ello ha conllevado que todoas las semanas Miguel A. Torres despache con su hermana Marimar, la responsable de la bodega californiana de la compañía, y con su hermano Juan María.
Una de las primeras decisiones adoptadas por el consejo de administración ha sido poner en manos del único hijo varón del presidente, Miquel Torres Maczassek, la dirección de su bodega chilena desde enero pasado para “conocer de cerca el mercado y ganar más experiencia”. El otro hijo del presidente incorporado a la empresa, Mireia, se ocupa de la dirección técnica. La compañía también acaba de nombrar a Raül Bobet, ajeno a la familia y hasta ahora asesor de la empresa, como nuevo adjunto a la dirección general. Torres quiere continuar siendo una empresa familiar 100% autofinanciada. El presidente de la bodega asegura que “es imprescindible recurrir al crédito, aunque intentamos hacerlo lo menos posible”. El año pasado redujeron su deuda en un 10%, y este año se han marcado volver a reducirla un 10% más. En lo que va de año Torres ha experimentado un 20% de incremento en sus exportaciones y “leves síntomas” de recuperación en el mercado nacional.
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